lunes, diciembre 24, 2007

FELIZ NAVIDAD


Felices Fiestas a todos los amigos y visitantes de este blog.
Un abrazo muy cordial a todos.






Os dejo un cuento que acaba de escribir mi hija (13 años):

Conocí a un amigo que cuando llegaba la Navidad, se sumía en lúgubres pensamientos…

¡No! ¡Otra vez la Navidad!. ¡Qué agobio!.¡La gente asalta los almacenes en manada como si regalaran las cosas! Regalos, regalos, regalos. Pero, si tenemos todo el año para hacernos regalos. ¿Por qué tanta ansiedad?. ¿Por qué tanto simulacro? ¿Y esos horrendos Papás Noeles, torturándonos en cada esquina con sus risas enlatadas? ¿Por qué vestirá de rojo Papá Noel? ¿No podría renovarse un poco y utilizar el verde, el azul, el amarillo o –estaría bien- el negro?. ¿Y qué decir de esos ejércitos de Reyes Magos y de sus legiones de pajes siempre con sus ropajes retro?. ¿Acaso seguimos en la Edad Media?. Ahora que ya nadie es monárquico, no les vendría mal un poquito de renovación. ¿Por qué no les dejan una temporada el cargo a las ministras del gobierno que visten más moderno y son mujeres? ¿O a los de ERC?. O mejor a los de Iniciativa... ¡tanto consumismo no es bueno ni para los niños ni para el planeta!. De Papá Noel, mejor que haga Zapatero, que también lo clava y es más actual.

Pero todas esas quejas no le servían para paliar la soledad que sentía durante estas fiestas. Cuando paseaba por las calles iluminadas con estrellas, trineos, árboles, todo se le antojaba falso e ilusorio. Le molestaba ver a tanta gente contenta, feliz, con sus niños pequeños riendo y comiendo golosinas, mirando los tenderetes repletos de figuras, musgo y belenes, o embobados ante los escaparates y los espectáculos callejeros.

Pasaron los años y sus sentimientos no cambiaron demasiado. A veces, algún espejo o vidriera de la calle le devolvía su imagen triste y solitaria y de golpe sentía como un gélido escalofrío recorría su espalda. Y aunque él no se toleraba demasiadas debilidades emocionales, cuando eso ocurría, cada vez le csotaba más reprimir una intensa sensación de amargura y pena, que amenazaba con inundar sus ojos de lágrimas. Pero, al final siempre se imponía su orgullo, y se reafirmaba en aquella decisión ya lejana: “No y no -se decía-, prefiero estar solo que pasar las navidades con ellos”. .

Sin embargo, todo esto cambió recientemente y de forma muy positiva. Una serie de hechos ayudaron a resucitar el espíritu navideño que seguía escondido en su interior...

El año pasado, el 25 de diciembre, ese día en el que desde que abandonó la casa paterna su alma inevitablemente se veía invadida por sentimientos depresivos, recibió una extraña carta, sin sello. Alguien debía haberla colocado personalmente en su buzón.

"Querido Juan.

Hace años que te fuiste y no sabíamos nada de ti. Nos ha costado encontrarte. Nos quedamos muy tristes y desconsolados con tu partida. Te entendemos No supimos comprenderte. Perdónanos hijo.

¿Querrás reencontrarte con nosotros? Hijo, mañana te esperamos en la fuente de la Plaza Cataluña a las cinco de la tarde. No conocemos demasiado la ciudad y si no apareces o no das noticias, entenderemos que no quieres volver a vernos y volveremos a casa.
¿
Vencerás ti resistencias? ¿Tendrás valor para dar ese paso? Tu padre y yo lo deseamos con toda el alma."

Mi amigo no sabía que hacer. ¿Y si era una broma pesada de algún perverso desalmado que quería regodearse haciéndole sufrir? Pero al fin se decidió a hacerlo.

Al llegar al sitio propuesto vio que no había nadie. Esperó diez minutos y ni rastro. Pero, al cabo de quince minutos vio aparecer un tropel de gente conocida, que levantaban entre todos un cartel en el que se podía leer: ¡FELICIDADES JUAN!

Efectivamente, ¡era el día 26, el de su “cumple”! Hacía años que no lo celebraba. Pero lo más impactante no fue eso. Estaban sus padres, sus hermanos, sus tíos, sus primos. Todos le pidieron perdón por no apoyarle cuando decidió irse a trabajar a un periódico de Barcelona. Nunca aceptaron que se fuera a una ciudad tan lejana. Siempre habían sido una familia muy unida, que no se separaba por ningún motivo.

Aquel reencuentro le devolvió a mi amigo la ilusión y la alegría de la vida. Recuperar la confianza en sus seres queridos fue el mejor fue el mejor regalo de su vida.

Ahora ha resuelto, no dejar pasar más de un mes sin hablar con los suyos y su ilusión es reservarse cada trimestre unos días para volver a verles. Desde entonces, su propio hogar empezó a resultarle más acogedor, y se siente más contento de ser cómo es y de llevar la vida que lleva.

Aquel día recuperó las ilusiones perdidas.


Elena J. Q.


Me encantan estas fiestas. ¿Quién no siente la llamada al perdón, al reencuentro y a la reconciliación durante este tiempo ritual?.

¿Hay algo que no se pueda perdonar?

Cualquiera que se conozca un poco sabe cuantas tonterías somos capaces de hacer si nos dejamos llevar por nuestro tirano interior. ¿Cómo no vamos a entender que a otros les suceda lo mismo? Y si hay alguien tan esclavizado por su tirano interior que ni siquiera desee liberarse de él, como mínimo, siempre podremos perdonarle en nuestro corazón.

miércoles, diciembre 19, 2007

Generación YO

Días después de asistir a un ciclo de charlas sobre los adolescentes al que aludí en mi anterior post , cayó en mis manos el artículo que reproduzco sobre la llamada GENERACIÓN YO (EP3, EL PAÍS, viernes 7 de diciembre) En sus análisis y comentarios he creído reconocer mejor que en algunas de esas conferencias la realidad de los adolescentes actuales.

YO SOY LA ESTRELLA

TEXTO: XAVI SANCHO REALIZACIÓN: GERARD ESTADELLA

"Han crecido cuestionando a los padres. Y ahora, a los jefes" (J. Kaplan)

"Parece que hoy todos quieren ser y vestirse como si tuvieran de 20 a 25 años” (Jean Twenge)

"En el capitalismo global todos actúan como estetas de clase media" (Eloy F. Porta)

Manejan Internet como una extensión de su propio cuerpo y la emplean para autorretratarse y documentar públicamente sus experiencias. Sin pudor: la estrella soy yo, y el mundo entero, mi público. A esta generación yo se la podrá tachar de frivola y narcisista, pero demuestra, ante todo, un asombroso realismo: ¿quién mejor para promocionarse que uno mismo?

TEXTO: XAVI SANCHO REALIZACIÓN: GERARD ESTADELLA

"Ojalá fuera especial, tan especial /pero soy un arrastrado / soy un raro/ ¿Qué demonios hago aquí?/ No pertenezco a este sitio"(Creep. Radiohead, 1993).

"Alala alala / Eres tan guay /¿Puedo ser tu amiga? /Te conduciré hasta el final / Alala alala / Estoy tan preocupada / Me. compré esta ropa pija / y sigo pareciendo tan fea" (Alala. CSS, 2006).


TRECE años y más de media docena de intentos de definición generacional separan estas dos canciones. El tránsito de una quinta que se odiaba a contraluz a otra que dice odiarse en fluorescente, que no es más que quererse en otro color. Porque las reglas han cambiado y la demografía, la geografía y la coyuntura macroeconómi-ca no son los principales elementos para formalizar el retrato generacional. De la disolución de las tribus urbanas, a la democratización de la moda. Del nihilismo, al narcisismo. De la obsesión adolescente por la privacidad, al exhibicionismo. Del "mi querido diario" a "he cambiado el color de mi perfil online". De la soledad de mi habitación con The Cure cantando cómo me siento, a toda esta multitud que ha entrado en mi alcoba a través del ADSL pidiendo que me haga otra foto con el móvil y le envíe un e-mail con el último sencillo de Klaxons en MP3.

Generation Y, Millenials, generación yo.

Hijos de padres sobreprotectores que les han convencido de que son especiales, de que deben aprender a amarse a sí mismos antes de querer a los demás.

Víctimas y verdugos de la cultura del "tú también puedes hacerlo", opuesta a los que crecieron con el "no intente hacer esto en casa".

Ex-travertidos, narcisistas, ¿o, mejor, individualistas? Están encantados de conocerse y tienen unas ganas locas de que les conozcas, pero demuestran ser tremendamente realistas: saben que nadie les promocionará mejor que ellos mismos, y que Internet es el vehículo perfecto para conseguirlo. Tú puedes ser tu propio Gran Hermano. Esto va a ser muy divertido. MySpace, YouTube,flickr,facebook, wiki-pedia,fotolog, blog,xanga, sconex...

Hasta hace un rato, la mayoría de estudios generacionales habían sido creados desde una perspectiva anglosajona, basada en sus vaivenes macroeconómicos, en demografía (hay dos décadas de diferencia entre el babyboom yanqui y el patrio) y las tendencias de su industria cultural. Esta vez existen rasgos comunes, un principio de homogeneización. Claro, según la Asociación Europea de Publicidad Interactiva (EIAA), el 82% de los jóvenes españoles entre 16 y 24 años confiesan conectarse a la Red una media de 12 horas semanales, prefiriendo sacar humo del rooter que del mando a distancia y si, además, las redes sociales de Internet son utilizadas con frecuencia por un 47% de usuarios, la receta global está servida. En España,, se utiliza el Messenger el doble que en el resto de Europa, y un 83% declaramos que no podríamos vivir sin alguna de las opciones que ofrece la Red. Ya tenemos nuestra propia oficina de MySpace España. Se celebró su llegada con un concierto de Smashing Pumpkins, antiguos epígonos de la generación X. "Cualquier cosa que se haga para destruir la herencia de las generaciones precedentes y hacer la vida imposible a las subsiguientes me parece chachi", apunta Eloy Fernández Porta, profesor de Humanidades en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y autor del ensayo Afterpop (Benerice, 2007). "Esta generación, en la medida en que la conozco por mi trabajo universitario, es mejor que la que tiene el poder ahora; no están calvos, no votan y, sobre todo, no les parece que Ángela Molina se haya vuelto más glamurosa con los años".

Este grupo se caracteriza por
una enorme autoestima,un narcisismo desarrollado hasta al paroxismo, un dominio de las nuevas tecnologías casi terrorífico,una acumulación de experiencias vitales de gran precocidad, una sanísima falta de prejuicios estéticos y musicales y un desprecio por lo establecido, no procedente de una herencia anarcosindical o de rebeldía punk de anuncio de refrescos, sino de un convencimiento casi absoluto de que ellos saben más y mejor.

Ellos son lo más importante de sus vidas. Y de la tuya. "Han crecido cuestionando las decisiones de sus padres y ahora cuestionan las de sus profesores o sus jefes.

Es muy difícil lograr que se callen y casi imposible que se adapten al clásico esquema de uno ordena y otro acata", apunta Jordán Kaplan, profesor de Relaciones Laborales de la Universidad de Long Island.

Jean Twenge, autora del libro Generation me (Free Press, 2006), estudio fundacional de estos jóvenes nacidos a partir de 1980, encantados de conocerse —y de que les conozcas—, recuerda:

"Esta gente con un nivel tan alto de narcisismo encuentra serios problemas a la hora de articular sus relaciones con otros humanos. A pesar de ser muy transparentes en tanto que exhibicionistas, el mundo no conectado a sus principios sigue encontrándolos complicados de entender. He recibido cartas de madres, profesores o jefes que afirman haber entendido el extraño comportamiento de hijos, alumnos o empleados tras leer el libro".

Y es que, a diferencia de otras generaciones, ésta es menos comprensible porque tiene muchas menos ganas de explicarse.

Eso sí, si los hippies eran despreciados por sucios, los punkis por peligrosos o los grunges por nihilistas, estos jóvenes de los "20 megas a ver si te enteras" despiertan la simpatía y el interés del establishment, ya sea porque se les supone tecnológicamente eficientes, o por la reciente llegada a los órganos de decisión metacultural de la generación Peter Pan.

Twenge lo tiene claro: "Los niños quieren ser adolescentes lo antes posible, mientras que los adultos, ya sean jóvenes o sospechosamente mayores, quieren mantenerse adolescentes el máximo tiempo posible. Parece que hoy día todo el mundo quiere actuar y vestirse como si tuviera entre 20 y 25 años".

Detectada la tendencia a sabotear el reloj tan extendida en la actualidad, Porta va un poco más allá y recuerda que la uniformidad sobrepasa el hecho de que padre e hijo lleven el mismo modelo de zapatillas Vans. "Los moas y los heavies, por ejemplo, tenían conciencia de clase, un curioso sentimiento que se desarrolla cuando existe una limitación práctica de acceso a los medios técnicos o a los objetos culturales. En nuestros días ese sentimiento ha desaparecido, porque en el capitalismo globalizado todo el mundo se comporta como un esteta de clase media, aunque sea pobre o muy pobre". En la marca HM (a esta generación que nos ocupa también se la conoce como generación HM), tras preguntárseles sobre su responsabilidad con todo esto, dan una decepcionante respuesta estándar: cipan a las futuras demandas de los clientes. Su inspiración a la hora de crear la moda proviene de diferentes ámbitos, como son la moda urbana, la música, videoclips, medios de comunicación, el cine, viajes realizados y la influencia de diferentes culturas". Buf.

HM, Vans, KillCity, Lux, Cheap Monday, Adidas, American Apparel, Converse, Lo-reakMendian, Wesc...

"El otro día vi un perfil Aefawhook en el que una chica escribió sobre una foto de ella misma: '¡Malditospaparazzis!'. Parecía que le encantaba la idea de que un amigo sacara u"Las colecciones se crean y se planifican en el departamento de diseño y compras, en nuestra sede central en Estocolmo. Allí trabajan más de cien diseñadores internos que prevén tendencias y se antina foto de ella sin que la protagonista lo esperara. Lo mismo que les pasa a los famosos cuando los pillan desprevenidos", recuerda Jean Twenge cuando se le pregunta sobre la influencia de la cultura de los famosos, las revistas del corazón y sus icónicos robados en esta exhibición de vicios y virtudes pixeladas. Años y años de ediciones y más ediciones de Gran Hermano han provocado una pléyade de concursantes que llegan a la casa sabiendo exactamente qué deben hacer para llamar la atención, cómo ganar, cómo perder.

El esquema se repite en la Red gracias a las posibilidades tecnológicas y la conversión de la fama por la fama en algo aspiracional. Si la revista Vanity Fair no me da una portada, ya me la doy yo mismo. Mónica, 30 años, miembro de la generación X y usuaria de Fotolog, el blog fotográfico online favorito de los veinteañeros (y, por tanto, infiltrada en un calendario que a priori no debería ser suyo), ironiza sobre toda esta creación de estrellas con perfil en MySpace.

"Básicamente, utilizo mifotolog para reducir el gasto telefónico y amargarle la existencia a mi ex, al que parece que le interesa más mi vida ahora que cuando éramos novios. Y sí, soy la mar de famosa". Sergi, feliz en esa franja de edad (tiene 25años) que según Twenge lodo el mundo parece hoy querer; y fotologero activo, se, reconoce sorprendído de la repercusión de algunas de sus actividades, sobre todo de sus crónicas de la última edición del reality Supermodelo. "La verdad es que da miedo ver cuántas visitas tiene tu página. Con las crónicas he llegado a tener 2.000 en un día. Cuando alguien que no tienes ni puta idea de quién es te para y te dice que te conoce de Internet, te sorprende y asusta a la vez. La fama no es mi objetivo y me la trae al fresco, pero sí reconozco cierto componente narcisista que elfoto-log se encarga de satisfacer".
Porta, por su parte, cree que toda esta feria de vanidades tal vez sea hoy masiva, pero no nueva. Se remonta, agárrense, a antes de Gran Hermano. "Si hablamos de autobiografización de la experiencia y tecnologías del yo, tendríamos que remontarnos al romanticismo, y en particular a William Blake: '¡Antes ahogar a un bebé en su cuna que renunciar al más pequeño de nuestros caprichos!'. José Luis Molinuevo [catedrático de Estética de la Universidad de Salamanca] lo llama tecnorromanticismo, y es una renovación de esa estética a través de los nuevos medios".
Klaxons, Felá Kuti, CSS, Bonde do Role, NickDrake, Wombats, BeachBoys, M.I.A., Justice, Burial, Sonic Youth, Diplo...

Y son estos nuevos medios de comunicación los que parecen ser, no por primera vez, pero sin duda sí más que nunca, los elementos vertebradores de todo este festival. En el futuro, los estudios generacionales serán de carácter tecnológico más que de geoestrategia de la industria cultural. Así, parece más importante que escuches música en formato MP3 que saber qué es lo que escuchas. Twenge coincide en que "será imposible hacer cualquier tipo de retrato generacional sin tener en cuenta las innovaciones tecnológicas, y las generaciones avanzarán al mismo ritmo que estos cambios tecnológicos. No hay más que ver el tiempo que pasa entre la llamada generación X [grunge, nihilista, nacida en los años setenta] y la generación 7 [jóvenes que en los albores del milenio adoptaron y reformularon el ideario yu-ppy], y la cantidad de generaciones que parecen acumularse desde la llegada de ésta, no hace más de cuatro años". Kaplan coincide y va más allá: "En un futuro, las personas serán lo menos importante de los estudios generacionales".

De cualquier modo, y a pesar de la universalización de la tarifa plana, esta gente, abocada como está al teclado y a la cá mará digital, no coincide para nada con la imagen de aspirante a Bill Gates, con camisa azul cielo y manchas de tinta en el bolsillo, que hasta hoy se ha tenido de los más tecnófllos. Tienen vida offline.

María tiene 23 años, nació en Zaragoza y tiene MySpace y Fotolog, ambos con una actividad que ya quisiera el Gobierno Montilla. A María le gustan The Killers, Kaiser Chiefs, Mika o Scissor Sisters. También es fan de la mítica serie Los problemas crecen y le gustaría conocer a un casi vivo, Pocholo, y a una muy muerta, Carmina Ordóñez. Su fondo de MySpace es un primer plano de sus ojos y su flequillo. El resto de imágenes son instantáneas tomadas en clubes, fiestas, en la pista de baile... Siempre de noche. Si no fuera porque se la ve la mar de guapa y contenta, uno pensaría que vive en pleno invierno islandés.

Su red social offline es descomunal, y su actividad, frenética. Generación insomnio. La Red como escaparate de una vida real que existe y de qué manera. "Cuelgo cosas mías, que me pasan, que han pasado-Pero sobre todo, del fin de semana. Nunca contaré mi vida privada para darle el gusto a alguna gente", confiesa María. Navegamos por los comentarios que le dejan sus 231 amigos. Un amigo ya no es lo que era en este tiempo de la red social, y un secreto, por lo que leemos, tampoco es aquello que le cuentas a sólo una persona. A María le dejan mensajes del tipo "¿Qué haces conectada? ¿No salías hoy?". Parece que sus fines de semana dan mucho de sí. No nos equivoquemos: toda esta sofisticada y saturada red de relaciones online existe porque, cuando el PC está en reposo, todos ellos entran en modo on.

Vamos al MySpace de Niñofixo, que es desde ya nuestro preferido. Nos avisa: "Si no me vas a poner en tu top, no te molestes en agregarme". Parece una frase de Zoolander. El chico tiene 19 años y dice ser modelo. Como prueba exhibe unas fotos sacadas en París, con Arco de Triunfo de fondo, no vaya alguien a pensar que fueron sacadas en Matalascañas. Niño se encanta y nos encanta, y parece que le encanta a todo dios, pues tiene, el muy bestia, 1.376 amigos. Navegamos por los comentarios y encontramos alabanzas a su belleza y una colección de sujetos enamorados de la moda, la fotografía y el estilismo (nota: ¿quién demonios construirá los puentes y curará a los niños en el futuro?). "Esta noche será máxima", le escribe alguien.

Sergi matiza: "Por suerte aún mantengo la fe en el contacto humano. Y teniendo en cuenta las veces que me muerdo la lengua al escribir no creo que nadie diga lo que piensa. Internet sí te puede dar, sin embargo, muchas pistas sobre el coeficiente intelectual de la gente. Creo que sí hay cierta química que traspasa la pantalla, que puedes llegar a conectar con alguien a través de un teclado. Y dejémoslo claro: la función básica de Internet es ligar". Mientras, Mónica defiende una sana misantropía con respecto a todo esto. "Es un buen medio para que se te quiten las ganas de conocer a cierta gente. Y espero que a esos mismos les pase igual y jamás se molesten en dirigirme la palabra".

"¿Sabías que en Estados Unidos ya casi no se ponen nombres clásicos a los hijos?", cuenta Twenge. "La gente quiere un hijo especial, un trofeo. Deciden empezar a crearlos poniéndoles nombres cada vez más raros, más especiales, diferentes a los que se supone lleva la masa". Esto ya lo relataba el escritor Brett Bastón Ellis en la novela Lunar park, cuando veía a los niños hasta arriba de ansiolíticos para tratar de superar el estrés que provoca ser blanco y de clase media alta en el país más rico del mundo. Hoy más que nunca, la depresión parece una enfermedad de ricos. Les han dicho que serían especiales y se lo han creído. Peligro: catástrofe generacional al final de la próxima legislatura.

"Llegará un momento en que se deban preguntar si sus proyectos son realizables", apunta Luis Hornstein, psicólogo argentino y autor del libro Narcisismo, autoestima, identidad, alteridad. "Hay que dejar de echar toda la culpa a los demás y empezar a entender que hay cosas que jamás lograrás". Twenge vislumbra un futuro aciago para esta generación. "Llegará el momento en que la realidad se entremeterá y los resultados no serán agradables. Preveo un porcentaje enorme de actuales veinteañeros decepcionados y crónicamente deprimidos", sentencia, apocalíptica, la autora.

Parece que la próxima generación vendrá marcada por el precio del petróleo y el fin de la burbuja inmobiliaria, y ni el último aparatejo de Apple les va a salvar. Abandonará el pop en favor del rock y declarará clausurada la era de la felicidad. Al preguntársele cómo le gustaría que fuera la generación definitiva, Eloy Fernández Porta lo tiene claro. Su utopía es "un grupo humano que, sin fundamento cultural, sin aspavientos y sin solos de batería, destruye el poder establecido, pero no ya por convicción política o por conciencia generacional, sino por pura capacidad técnica. Y sin pintas raras". Quizá la próxima...

Generación X, generación Y, generation next, Millenials, Echo boomers, Netizens, Thumb generation, generación yo... ¿Generación Z?.

¿Qué hacemos con los adolescentes?

Hasta hace una par de semanas asistí al ciclo de conferencias del “Àmbit Maria Corral” sobre adolescencia y comunicación. En general, entre los conferenciantes ha dominado un tono paternalista-benevolente, que ha frisado en muchas ocasiones el puro angelismo. Muy pocos se han permitido hacer análisis que incómodos, y en más de una ocasión me han asaltado las dudas sobre si queríamos hacer algo más que observar, analizar e ir tirando. Me temo que estos mimbres va a resultar difícil armar nuevas estrategias de actuación.

Hubo apelaciones a no caer en la eterna tentación de dramatizar “lo mal que está la juventud” y a no ser alarmistas. Se insistió en que permitiéramos correr riesgos a nuestros adolescentes, a que no cayéramos en el intervencionismo opresor, a que tuviéramos paciencia, -las aguas volverán a sus cauce cuando dejen de ser “cafeteras hormonales”-. Lo importante es mantener la cercanía y tender puentes pero sin agobiar.

En cuanto al contenido de los mensajes que les hemos de dirigir, apenas se dijo nada, como viene siendo habitual. ...La adolescencia no es momento de sermones. En ese período, son los chicos y las chicas quienes han de encontrar las respuestas. Los adultos educamos con nuestras actitudes, con la coherencia de nuestras vidas, estando disponibles y no con asfixiantes admoniciones…

Son apreciaciones sensatas, sin duda, pero creo que tras esta sabia y cómoda estrategia pedagógica se oculta una preocupante incapacidad para articular contenidos educativos ambiciosos, o algo todavía peor, la renuncia a educar.

Mientras tanto, las encuestas y los estudios estadísticos sobre la adolescencia se multiplican, y los expertos se entregan a realizar pormenorizados diagnósticos. Pero cuesta mucho hacer algo más que identificar síntomas alarmantes. De las posibles causas de lo que ocurre se habla poco y cuando se hace, se impone la inercia fatalista. Nos resistimos a concretar qué hay detrás de esas señales y nos perdemos en divagaciones confusas que nos impiden concretar qué hay que hacer. Tanta inflación de pensamiento esconde nuestra impotencia para actuar.

Me temo que si la educación anda mal es porque nos hemos ido instalando poco a poco en la anemia educativa y nos cuesta reconocerlo. Basta preguntarle a cualquier adulto qué hay que enseñar a un adolescente para constatar cuánto le cuesta balbucear algún contenido consistente e incuestionable. Y mientras los adultos andemos tan perdidos la educación continuará agradándose.

Además con esta falta de convicción en los contenidos educativos, tampoco encontramos la energía, la ilusión y la autoridad para inculcar los pocos contenidos que consideramos esenciales. Y ahí creo que radica la causa más profunda de la crisis de la educación actual. Podemos promover la cohesión social, formarnos de por vida y hacer filigranas pedagogistas, evaluarnos y reevaluarnos obsesivamente, culparnos mutuamente, etc. pero si no tenemos íntimamente asumido qué queremos enseñar a las generaciones futuras, la educación seguirá herida de muerte. Y seguirá extendiéndose el abstencionismo educativo, disfrazado eso sí de fatuas pirotecnias: innovación pedagógica, nuevas tecnologías, proyectos, campañas, etc.

Solo alcanzamos cierto consenso en las acciones preventivas de urgencia, que utilizan la alarma y el miedo como único argumento. Un trasunto sin duda del miedo de los adultos a que los adolescentes nos compliquen y perturben nuestro ensimismamiento. Quizás sea el destino inevitable de las sociedades opulentas: incapacidad creciente para asumir proyectos colectivos, egos narcisistas, escapismo, consumismo adictivo, vacuidad formalista, hipocresía, cinismo...

Mientras tanto hay un “maestro” dispuesto a ocupar la posición abandonada por los adultos y a colonizar sus mentes de nuestros adolescentes. Me refiero al mercado y a sus nuevos instrumentos tecnológicos. O lo que es lo mismo, me refiero al lado más oscuro de nosotros los adultos, dispuestos a explotar la fragilidad de nuestros menores para obtener beneficios emocionales, para comprar nuestra tranquilidad, o directamente para enriquecernos a costa de la inmadurez de los menores (el consumo infantil y juvenil es un gran negocio).

Las nuevas subjetividades adolescentes están siendo construidas por el mercado, mientras los adultos, escondemos nuestra comodidad e impotencia enredándonos en discusiones bizantinas. No exagero. Basta comprobar cuántos teléfonos móviles de última generación tienen los chicos y chicas que nos rodean.

¿Y qué construye el mercado? El mercado sólo puede construir egos ansiosos permanentemente necesitados de la sobreestimulación de sus pulsiones más primarias; perfiles psicológicos caracterizados por su falta de interioridad y juicio crítico; personalidades impulsivas, adictivas y dependientes, incapaces de aceptar la frustración; identidades débiles e inseguras que mendigan reconocimiento recurriendo a prótesis externas y autopromocionándose como si fuesen una mercancía; seres inmaduros con dificultades para asumir compromisos o implicarse en proyectos a largo plazo... Poca broma, señoras y señores.

La adolescencia se ha convertido en un extraño periodo, en el que los adultos en lugar de iniciar al chico o la chica en el combate de la vida adulta, optamos por mantenerlos infantilizados y dependientes el mayor tiempo posible, sumidos en una monstruosa e interminable niñez, en la que se disfrutan de todos los derechos del adulto, pero de ninguna de sus obligaciones.

En esa etapa, en lugar de descubrir a los adolescentes la gran empresa de la vida adulta, que siempre ha sido luchar por reducir el dolor del mundo y por elevar la dignidad de la condición humana, dejamos que se atrincheren en sus miedos y que se encierren en sus mundos clausurados y gregarios, regidos por el consumo adictivo, el Messenger, el “ruido” escapista y la autopromoción permanente (yo-mercancía). Y lo que es peor, no faltan los adultos infantilizados que, seducidos por esos paraísos ficticios de los adolescentes, se empeñan en emularles.

Pero, afortunadamente en el ciclo del Àmbit Maria Corral también se escucharon algunas voces incisivas y críticas. Javier Elzo, por ejemplo, recordó que los adolescentes necesitan adultos que sepan decirles “NO”, que den importancia a la competencia personal y a la racionalidad en las conductas, que les descubran el valor objetivo del dinero, que les enseñen a distinguir lo que es importante de lo que es urgente, que aprecien la diferencia entre calidad de vida y nivel de vida, que les enseñen a gestionar su sexualidad, que crean en la posibilidad de construir un mundo mejor y les que les animen a diseñar su proyecto de vida.


Jaume Funes propuso que fuésemos especialmente exigentes en cinco ámbitos: orden, respeto, higiene y estudio. Insistió en que a nuestros adolescentes se les haga razonar sus “por qué sí” o “por qué no”. Deben tomar decisiones, asumir sus errores y a aprender de ellos.

La investigadora Carme Timoneda animó a los padres y educadores a no taponar las grietas inesperadas que aparecen en las conductas adolescentes con remedios de urgencia (dudas, desmotivación, incomunicación, posibles comportamientos agresivos, etc.). Y nos instó a asumir sus desconcertantes comportamientos de defensa (por ejemplo, las incongruencias entre el lenguaje oral –de signo lógico cognitivo- y la expresión corporal –de signo emocional-) como reflejo de su inmadurez emocional. Hay que enseñarles a gestionar sus emociones. Para ello, propuso hacerles ver las consecuencias de sus actos, activando tanto la parte cognitiva como la emocional (“aunque si están muy bloqueados, puede resultarles imposible”, comentó). Y hay que ponerles límites con firmeza, aunque no con gritos.

Amparo Tomé, que nos recordó la diferente percepción de la realidad que tienen los adolescentes según su sexo y cómo siguen condicionándoles extraordinariamente los estereotipos de género, enfatizó la necesidad de no abandonar en manos de la televisión o internet la educación sexual de nuestros adolescentes.

Y Jaume Cela habló de habló de acompañarles en su descubrimiento del mundo (la belleza del sexo, la agresividad, el amor, el sufrimiento...) combinando dos acciones: “domesticar” (hacer entender el valor de las normas) y “liberar” (darles confianza para que puedan ir más allá de las normas). E insistió especialmente en que no podemos ahorrarles la experiencia educadora del dolor. Han de descubrir que pueden hacer y hacerse daño para salir de la inocencia y conquistar su autonomía. Solo así llegarán a ser plenamente adultos, es decir, capaces de asumir como propias las necesidades del otro. Y planteó cinco custiones en los que se debería ser muy exigente: el orden, el respeto, la higiene, las tareas domésticas y el estudio.

Por supuesto, todos estuvieron de acuerdo en que lo primero que necesitan los adolescentes es sentirse queridos. Es algo que exige de nosotros una comunicación que no sea exclusivamente racional, sino también emocional y empática. Desde luego, sólo amándoles, podrán aprender a amar y encontrar el estímulo para luchar por un mundo más digno y mejor. Su reto futuro será ese: luchar y amar.

domingo, diciembre 02, 2007

La ultima desfachatez: culpar a los docentes de los problemas de la educación en Cataluña

Me produce tristeza la frivolidad con que muchos –políticos, periodistas, expertos en pedagogía, técnicos y gestores con poder o aspiraciones- se están entregando al impune ejercicio de cuestionar la solvencia de los docentes. El mérito es de la Administración Educativa Catalana, que ante la inminencia de un negativo informe PISA ha tenido la pericia de defenderse atacando al eslabón más débil del sistema y tapar así sus desaciertos. Y de poco nos servirán las quejas retóricas de los sindicatos, porque la mayoría son cómplices de la situación de fragilidad en la que se encuentran maestros y profesores.

El debate está servido y esta cortina de humo permitirá esconder las vergüenzas de muchos pedagogos y expertos de salón con cargo, enfangándonos de nuevo en una destructiva discusión sobre las vacaciones de los profesores, nuestro inveterado corporativismo y otros tópicos al uso. En definitiva, otro derroche más de energías, que tendrá eso sí la virtud de precarizar todavía más nuestra posición.

Recordemos la secuencia de los acontecimientos. Todo empezó con un oportuno informe de la Fundación Jaume Bofill, recordando los alarmantes niveles de fracaso escolar en secundaria. Acto seguido, los responsables de Educación anunciaron a bombo y platillo que una futura Ley de Educación Catalana nos salvaría a todos de la debacle, gracias a sus dos novedades estrella: la evaluación de los docentes y la autonomía de los centros. Días más tarde, se han empezado a divulgar algunos resultados desagradables del informe PISA, pero el punto de mira ya estaba situado sobre los docentes.

De este modo, en lugar de un clamoroso “MEA CULPA” entonado a coro por los políticos, los lobbys pedagogistas y los sindicatos complacientes involucrados en las innovaciones educativas de los últimos años, nos hemos enredado con una hábil ceremonia mediática de la confusión.

El fraude es tan manifiesto, que basta contrastar los análisis del informe de la “Bofill” con sus propuestas de solución y descubrir que la desconexión es casi absoluta.

Pero las evidencias de que hay muchos culpables implicados en el fiasco educativo son clamorosas. Para empezar...

  • la instrumentalización política del debate educativo y la falta de voluntad de consenso en una cuestión tan crucial lleva años obligándonos a dilapidar muchas energías en medio de una inseguridad legislativa enorme (reformas y contarreformas) y una anarquía curricular verdaderamente lamentable;
  • se han suprimido todos los filtros asociados a los niveles de aprendizaje, propiciando la devaluación constante de los contenidos (en la primaria catalana la promoción es automática);
  • se mantiene un contradictorio enciclopedismo curricular que además de estar científicamente obsoleto y alarmantemente desconectado de las experiencias de la vida es de imposible cumplimiento y contribuye a aumentar aún más la anarquía curricular;
  • la pedagogía "franciscano minimalista" dominante desmotiva a los alumnos y desarma su potencial de esfuerzo y superación;
  • se ha complicado el ejercicio de la autoridad y la sanción de los malos comportamientos con un énfasis desmedido en los derechos de los alumnos, contribuyéndose a trivializar la importancia de las normas de conducta y a aumentar los márgenes de impunidad;
  • se ha caído en error de creer que la cohesión social se facilita sacrificando la calidad de los aprendizajes;
  • la gestión y la planificación educativa lleva décadas demostrando su falta de reflejos y su tendencia a actuar de modo reactivo e improvisado;
  • el organigrama del sistema educativo no cesa de enmarañarse día tras día incorporando nuevas figuras con funciones imprecisas que se solapan a las antiguas;
  • los centros educativos llevan años sobrecargándose con nuevas funciones que derivan de la dejación de responsabilidades por parte de otros actores sociales a los que no se les exige nada;
  • el debate educativo auténtico está desapareciendo paulatinamente de los centros escolares, a causa de la fatiga y el desencanto docente acumulado, la fidelización de las plantillas (la cuota de cautividad docente no cesa de aumentar) o la deriva hacia el marqueting escolar que aqueja a muchos centros y direcciones (se han impuesto las políticas de imagen, de maquillaje de resultados, de captación de ayudasfinanciación suplementaria a cambio de logros aparentes-, de captación de clientes, etc);
  • la frecuente educación permisiva y sobreprotectora de los padres ha provocado un aumento de la impulsividad entre los niños y adolescentes, cada vez más incapaces de gestionar sus deseos y caprichos, aplazar las recompensas, aceptar la frustración o mostrar empatía;
  • la rendición a una cultura hipertecnologizada de la inmediatez, la imagen y el ruido ha devaluado el valor de la palabra, herramienta básica del docente;
  • la actitud irresponsable de los medios de comunicación ha saturado el imaginario de niños y adolescentes con personajes que fomentan la idolatría del éxito fácil y la fama efímera o de adultos infantilizados y ridículos que exhiben conductas irresponsables e inmaduras;
  • los modelos estimulantes de verdadera excelencia tienen una cuota de pantalla muy reducida;
  • nuestros disfuncionales horarios sobrecargan la actividad escolar y dificultan las actividades de estudio y refuerzo fuera de la escuela;
  • aumenta la prevalencia de un ocio juvenil pasivo con fuertes componentes adictivos y desestructurantes, que es posible gracias a las negligencias de muchos actores sociales: familias, responsables políticos, etc...

Podría seguir, aunque ¿para qué? Está claro que a nuestros “expertos”, su autoestima narcisista no les permite reconocer fallo alguno. Y uno, la verdad, ya está harto de ser el chivo expiatorio de tanto iluminado arrogante.

En este drama es obvio que el gran problema no es la relajación y poca formación de los profesores. Somos muchísimos los que llevamos a cuestas toda la formación complementaria posible que los ICEs y las universidades imparten –¿será ese el problema?- y les aseguramos que ahí no está la solución. Tampoco está en el aumento de la presión sobre los docentes con evaluciones o estrategias de precarización. Aunque nos coloquen un policía al lado que nos vigile todo el día, los problemas actuales van a seguir produciéndose. Aquí fallan muchas cosas empezando por el patrón, el guión de la obra y el escenario.


Desde aquí, invito modestamente a todas mis compañeras y compañeros a no dejarse confundir y a salir del régimen de silencio o cautividad en el que nos hemos sumido, a recuperar nuestro orgullo profesional, a reempoderarnos y hacer escuchar nuestra voz. Hay que recordar que para educar hace falta toda la tribu, que nuestro trabajo tiene unos límites más modestos de lo que se quiere aceptar, que nosotros sólo alcanzaremos nuestro cometido –educar (consolidar normas de conducta) e instruir (trasmitir los conocimientos y normas metodológicas de las ciencias y disciplinas básicas) si los demás colaboran propiciando un escenario adecuado. Invito a denunciar a tanto iluminado pedagogo y/o legislador que lleva decenios extenuándonos irresponsablemente con recetas mágicas y ahora carga de nuevo contra nosotros. Invito a promover un verdadero pacto por la educación en el que todos los actores sociales asuman sus responsabilidades.

lunes, noviembre 19, 2007

Víctimas de LA VÍCTIMA

Recientemente, Anthropos dedicó un monográfico a René Girard, un autor insuficientemente conocido que ha sabido iluminar con sus análisis las complejas relaciones entre víctimas y victimarios. Leyéndole, no es difícil descubrir la pirueta más utilizada actualmente por la violencia para invisibilizarse y actuar con impunidad: proclamar víctima a todo un colectivo, convertirse en lobby y declarar sus privilegios como prevención de la violencia o protección de los intereses de potenciales víctimas. Es una máscara magnifica, aureolada de incuestionable legitimidad. Ante ella, todos sucumben, temerosos de ser acusados de simpatía con los agresores o de dar aliento a sus desmanes.

De este modo, LA VÍCTIMA INSTITUCIONAL, y todos cuantos pueden obtener beneficios amparándose bajo esta abstracción (las víctimas reales no son la prioridad), instaura su dictadura e inicia así el ACOSO Y SAQUEO SISTEMÁTICO DEL AGRESOR INSTITUCIONALIZADO, y de todos cuantos sea posible asimilar a esta abstracción para BENEFICIO DE LA VÍCTIMA INSTITUCIONAL.

En cuanto seas potencialmente asimilado al agresor institucionalizado, serás declarado directamente CULPABLE MIENTRAS NO SE DEMUESTRE LO CONTRARIO, o como mínimo te convertirás en SOSPECHOSO. De nada te servirá recordar que tú respondes por ti mismo y que no pueden imputarte las conductas atribuidas a ningún colectivo sospechoso: has dejado de existir como persona y ahora sólo cuenta la condición de agresor que te han asignado. Tampoco te servirá subrayar que te están convirtiendo en víctima de una violencia absolutamente injustificada, porque no puede haber más víctima que LA VÍCTIMA.

En coherencia con esta lógica perversa, LA VÍCTIMA INSTITUCIONAL, para seguir legitimándose, alimentará constantemente en el imaginario colectivo el FANTASMA DE LA MALDAD INTRÍNSECA del AGRESOR INSTITUCIONALIZADO.

No es difícil descubrir esta dinámica en la legislación que regula actualmente la relación entre hombres y mujeres. El feminismo que acertó denunciando los privilegios masculinos que mantenían a las mujeres en una posición subordinada, ha acabado sin embargo poniendo en manos de las mujeres privilegios abusivos que les permiten dañar impunemente a sus exparejas masculinas, en nombre de una condición femenina a la que todo le está permitido, porque ha sido previamente declarada víctima de la violencia abstracta de los hombres
[1]. Y, por si nos olvidamos, las campañas institucionales nos recuerdan sistemáticamente los malos que son los hombres: tiranizan y matan a las mujeres, cobran mejores sueldos, son temerarios al volante, reducen las mujeres a objetos de sus deseos depravados, etc. Aunque en teoría se habla de superar los estereotipos tradicionales, se sigue alimentando esta visión estereotipadamente maligna de la condición masculina.

Todo ello ha acabado teniendo su reflejo en la lucha contra la llamada violencia de género –escandalosamente asociada sólo a la violencia masculina-, un arma que permite fácilmente poner bajo las cuerdas a los hombres con falsas acusaciones al iniciar un proceso de divorcio; o en la negación de la custodia de los hijos –ni siquiera en régimen compartido- a los hombres, obligados además a financiar a las madres que les enajenan de la descendencia mutua.

Pero, seguro que a cualquiera le resulta fácil encontrar ejemplos en todos los ámbitos de actuación humana.


Informaciones complementarias

Algo más de la mitad de parejas que se disolvieron legalmente el año pasado tenían hijos menores de edad (en concreto, el 51,3%). Dentro de este conjunto, lo más frecuente son las parejas que se separan cuando tienen sólo un hijo. Los datos del INE muestran también que en el 78,7% de los casos el pago de la pensión alimenticia establecida para los hijos afectados por una disolución matrimonial corresponde al padre.
FUENTE: http://paper.avui.cat/article/societat/105874/matrimonis/breus/es/disparen/any.html

Madres y padres separados exigen la custodia compartida como
mejor solución tras el divorcio. Público, OLIVIA CARBALLAR - SEVILLA - 18/11/2007 20:07


Entre 500.000 y 800.000 padres divorciados tienen problemas
para ver a sus hijos; 160.000 pasan por el calabozo alguna vez
por denuncias falsas; y en el 30-40% de los casos se incumple
el régimen de visitas. Son datos de la Confederación Estatal
de Madres y Padres Separados, que ayer exigieron al Gobierno,
en una manifestación en Sevilla, que se establezca la custodia
compartida como modelo preferente tras el divorcio.

"Los objetivos que perseguía la ley [del divorcio de 2005] de
reducir la contenciosidad y de proteger el derecho del menor a
relacionarse con ambos progenitores en igualdad han fracasado;
de hecho, la contenciosidad ha aumentado casi un 6%", denunció
el presidente de la confederación, Justo Sáez. "Es totalmente
inaceptable que el menor sufra, que sea maltratado y que sea
manipulado", añadió.

El acto, con el lema Custodia compartida sí. Síndrome de
Alienación Parental no. Denuncias falsas no, coincide con la
celebración, hoy, del Día Mundial de la Prevención contra el
Abuso Infantil y, mañana, del Día Internacional de los
Derechos del Niño y la Niña.

Alienación parental

"Empresario, divorciado desde hace ocho años, afectado por el
síndrome de alienación parental [manipular a los hijos para
que rechacen al progenitor que no tiene la custodia] que
padece mi hija Rocío de 10 años desde hace un año y medio,
momento en el que la madre así lo decidió". Así se presenta
Domingo González en un blog http://custodiacompartidasap.blogspot.com/

"Mi hija no me quiere ver, ni tocar, y el último día que nos vimos me pegó un par de guantazos", escribe.

En conversación telefónica, sin embargo, Domingo, portavoz de
la confederación, prefiere dar protagonismo a casos mucho "más
graves" que el suyo. "No me gusta hablar solamente de mi
historia, las hay peores, como la de Manuel Gancedo, un hombre
cántabro que únicamente puede mover las pestañas, que ha sido
denunciado por maltrato, que no ve a su hija desde hace más de
un año y al que los médicos dan muy pocas esperanzas de vida".

Domingo también critica la ley de violencia de género: "El año
pasado fueron asesinadas 68 mujeres. ¿Sabes cuántos hombres
murieron a manos de sus parejas? 42".

"No sabía que mi hijo tenía un tumor"

Antonio Pino lleva sin ver a su hijo más de diez años porque
no le han dejado. Pero su hijo, Iván, lleva el mismo tiempo
sin ver a su padre porque no quiere. Antonio atribuye la
reacción de Iván al síndrome de alienación parental: “Mi ex
mujer les ha manipulado y eso es un error, porque, aparte del
daño que me hace a mí, el que sufre es el niño”.

A Antonio, que preside la Federación Andaluza de Padres y
Madres Separados desde Granada, se le encoge la voz cuando
cuenta que se enteró de que su hijo estaba gravemente enfermo
por casualidad: “Unos amigos me tuvieron que decir que mi hijo
se estaba muriendo por un tumor”. Su ex mujer, de la que ya
lleva separado unos 15 años, no lo dejaba ir a verlo al
hospital. “Este hijo es mío y no tuyo”, explica Antonio que le
gritaba ella.

Tuvo que intervenir la policía y, desde entonces, pudo ir a
visitar a Iván todos los días. Pero Antonio también tiene otra
hija, hermana gemela de Iván, a la que no ve desde hace más de
seis años. “Una vez la vi en la calle y ni me atreví a
saludarla y mi cuñada me dijo que había hecho bien porque si
mi ex mujer se entera de que me ha saludado le hubiera
pegado”, sentencia.

Los niños han crecido, ya son mayores. “Mi ex mujer se los
llevó a Tarragona y no iba ni a recoger las notas al colegio”.
Y trabajan. “Yo les seguí pasando la pensión hasta que un juez
dijo que no tenía que darles más dinero”. Y su hijo, afirma
Antonio, le llamó y le dijo: “Ya nos veremos en el juzgado
donde te pienso inflar a hostias”. Antonio no se ha vuelto a
casar y dedica su vida a que otros niños no pasen por ello.
“Estoy escribiendo una obra de teatro basada en mi vida”. No
hay ni un solo día que no recuerde a sus hijos. La pasada
Navidad les envió una felicitación. La respuesta no ha llegado
aún.

"La mejor vía es la mediación familiar"

“La guerra de géneros es un negocio”. Con esta contundencia se
manifiesta un juez en cuyas resoluciones siempre han primado
el interés y la protección de los menores, como en el caso de
la joven de Benamaurel (Granada), en el que se negó a ejecutar
la orden de devolverla a sus primeros padres adoptivos.
Francisco Serrano, titular del Juzgado de Familia número 7 de
Sevilla, considera que la custodia compartida es “un clamor
social” porque es la “mejor solución para la desprotección
que vienen sufriendo los niños.

El juez Serrano, que atendió a este periódico tras su
participación en un congreso de jueces por la mediación,
aseguró que ésa, la mediación, es la vía adecuada para
solucionar problemas cuyos principales damnificados son los
niños. “Usted puede fracasar como pareja, pero no como padre
ni como madre”, asevera.

Sobre el síndrome de alienación parental, el juez Serrano
pone un ejemplo muy gráfico: “Si el niño de la película La
vida es bella puede ver en un campo de concentración un parque
de atracciones gracias a su padre, está claro que los padres
pueden hacer creer cualquier cosa a sus hijos”. E insiste:
“Para evitar este síndrome, lo mejor es la custodia
compartida, apartar durante un tiempo al niño de la fuente de
alienación”. Y quien se opone a esta fórmula, dice, demuestra
que no está capacitado para obtener la custodia del menor.

Con la misma claridad y contundencia que defiende la custodia
compartida, Francisco Serrano asegura que la Ley Integral
contra la Violencia de Género necesita una “reforma integral”.



Sentencias para mirar con lupa

Una juez de Gavà (Barcelona) denegó a Joan Carles Castañé la
custodia compartida de sus dos hijos argumentando, entre otros
motivos, que la minusvalía que sufre –una cojera derivada de
una poliomielitis– podría representar un impedimento para
cuidar a dos niños tan pequeños.

En Manresa (Barcelona), una juez otorgó a un padre la custodia
de su hija, por un periodo de seis meses, para intentar
remediar la aversión que la niña siente hacia él y que, según
la sentencia, ha sido inculcada por la madre, al haber
impedido que le viera desde su separación. La mujer en un
principio denunció al padre de los menores por “malos tratos”
y éste tuvo una orden de alejamiento.

El juzgado de familia de Oviedo desestimó el pasado 24 de mayo
el recurso de una madre en el que pedía un horario más
flexible para visitar a sus hijos al estimar que la mujer
predisponía a los pequeños contra su padre.

PUBLICO.ES



La Confederación Estatal de Madres y Padres Separados
considera que el aumento en un 74,3 por ciento de los
divorcios en España se debe, en gran parte, a la ley contra la
violencia de género, que favorece a la mujer que denuncia a su
pareja por malos tratos, aunque no pueda demostrarse que el
hecho denunciado sea cierto.

"Con la ley contra la violencia de género en la mano, si la
mujer interpone una denuncia por malos tratos", sean estos
ciertos o no, "el hombre pierde todo derecho (sobre sus
hijos), aunque al final salga absuelto", declaró a Servimedia
Domingo González, portavoz de la confederación.

Y como quien se queda con la custodia de los hijos, continuó
González, se queda automáticamente con el domicilio familiar,
eso lleva a "muchos abogados" a aconsejar a sus clientas que
denuncien a su pareja por malos tratos, añadió.

La ley contra la violencia de género, subrayó el portavoz de
dicha asociación de madres y padres separados, "ha venido a
darle a una de las partes un arma muy poderosa, como es la
custodia de los hijos", a la hora de formalizar una ruptura
matrimonial.

SERVIMEDIA

[1] “La lógica patriarcal”, “la violencia estructural masculina” y otras mistificaciones.

martes, noviembre 13, 2007

La habitación de los adolescentes

Asistí ayer a la conferencia sobre “La habitación de los adolescente” impartida por Carles Feixa, en el marco de las jornadas que con el título “Adolescencia. Romper la incomunicación” ha organizado el Ámbito Maria Corral.

Es innegable que observar los cambios que ha experimentado la habitación del adolescente desde sus orígenes romántico burgueses (la vivienda urbana actual es un invento burgués que trunfó plenamente durante el Romanticismo y la industrialización[1], confinando las subjetividades individuales en celdas especializadas) hasta la actualidad, ofrece una perspectiva muy luminosa sobre los cambios protagonizados por la juventud desde entonces.

Feixa, que ya hace tiempo desarrolló el tema en diversos escritos, distinguió siete etapas:

1. La habitación del joven burgués.

Responde al modelo del museo personal, ordenado con aparente anarquía. El joven cobra conciencia de sus identidad acumulando objetos que tienen para él una poderosa significación y que alimentarán de energía su espíritu para afrontar su misión en el mundo.

La habitación de la joven burguesa parece más orientada a la confrontación con su bullicioso mundo interior. Conectando con sus emociones se predispondrá a afrontar su futuro matrimonio y el alejamiento definitivo de la casa paterna. El diario íntimo no puede faltar.

Pero, ya en el siglo XX, la habitación se convirtió sobre todo en un espacio dónde construir libremente la propia identidad, sin someterse al control paterno. Para las mujeres, ese espacio se convirtió en una reivindicación crucial.

Cuando Virginia Woolf escribió A Room of One’s Own (Una habitación propia),en 1929, pensaba sobre todo en la necesidad por parte de las mujeres de tener un espacio privado, no compartido, en el que poder empezar a construir una identidad personal autónoma e independiente en relación con la de sus padres, maridos y superiores. La reivindicación de una habitación propia no respondía tanto a unas necesidades materiales (que hasta entonces sólo respondían al modelo de la mujer escritora o burguesa) sino a unas necesidades simbólicas: dotar de ritos y espacios a un imaginario femenino emergente. Las imágenes del álbum fotográfico personal, los libros de la biblioteca particular, y las palabras del diario personal eran los lenguajes mediante los cuales se organizaba un museo de topografías íntimas (sobre el que habrían de basarse movimientos que ocuparían el espacio público, como las sufragistas y las feministas).

2. La austera habitación tradicional

Seguramente, la habitación “museo personal” con variaciones más o menos variaciones fue el modelo dominante entre las clases acomodadas hasta la década de 1960. Pero, confieso que las pocas habitaciones de compañeros con padres “ricos” que yo conocí (ya en los 70) lo cierto es que se caracterizaban por una notable austeridad, pequeños lujos aparte. No olvidemos que los chicos en los 40 y 50 leían “El joven de carácter” de Mons Tihamer Tóth
(http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=441&capitulo=5190)

¿Sabes que es el carácter? Un modo de obrar siempre consecuente con los principios firmes: constancia de la voluntad para alcanzar el ideal reconocido como verdadero; perseverancia en plasmar ese noble concepto de la vida.Lo que resulta difícil no es tanto formular estos rectos principios firmes para la vida, lo cual se consigue con relativa facilidad, sino el persistir en ellos a través de todos los obstáculos. «Es uno de mis principios y me mantengo en él, cueste lo que cueste.» Y como esa firmeza exige tantos sacrificios, por eso hay tan pocos hombres de carácter entre nosotros.No ser veleta, no empezar a cada momento algo nuevo; fijarse el objetivo y perseguirlo hasta el fin. Guardar siempre fidelidad a los propios principios, perseverar siempre en la verdad... ¿Quién no se entusiasma con tales pensamientos? ¡Si no costase tanto llevarlo a la práctica! ¡Si no se esfumasen con tanta facilidad bajo la influencia contraria de los amigos, de la moda, del ambiente y de mi propio «yo», egoísta y comodón!

En los sectores más populares, la habitación tradicional del chico o chica adolescente, sin embaro, fue en muchos casos una habitación compartida. Desde la primera comunión hasta la mili, o desde la primera comunión hasta el matrimonio, los hermanos sólo se separaban en función de su sexo. Me pregunto hasta qué punto la falta de intimidad y la imposibilidad material de entregarnos al narcisismo diletante, nos beneficiaron y/o perjudicaron.

3. La habitación del teenager (de James Dean a los Beatles)

En los años de 1960, con los movimientos de liberación juvenil que confluyeron
en después la contracultura, la reivindicación de una habitación propia pasó a ser el símbolo de un sujeto social emergente: la juventud.

Al principio, se trataba de empezar a conquistar espacios de autonomía frente a la generación de los padres, ya sea en el espacio público (del paseo por la calle mayor al reservado, del cine al cineclub, del baile tradicional a la boîte, del reservado a la discoteca), como en el espacio privado (de la habitación compartida a la habitación separada, de la habitación gobernada
por los mayores a la decoración propia, de la casa patriarcal a la casa intergeneracional).

Al principio los jóvenes empezaron a apropiarse emocionalmente de su
propia habitación, adornándola con pósteres de sus actores o grupos preferidos (James Dean, Marlon Brando, los Beatles, los Rolling Stones), con fotografías de sus amigos, con libros de formación o evasión que no recomendaban los padres sino los amigos (El diario de Dani, El Diario de Ana María, El señor de los anillos), con nuevas revistas juveniles (comics, revistas musicales, revistas de clubs de fans), con vestidos y material ornamental que ayudaban a crear una moda propia.

En la habitación uno podía invitar a los amigos, redactar cartas para novios o amigos, llevar un diario personal (guardado bajo llave), escuchar música (con el transistor que empezaba a transmitir las radio-fórmulas), e incluso organizar algún guateque (cuando los padres se marchaban de fin de semana y era posible apropiarse de toda la casa, aunque fuera provisionalmente).

El símbolo de este periodo es el Diario personal en el que abocan sus sueños, vetado a los padres. Aunque este proceso afectó más a la juventud de clase media, también los jóvenes trabajadores descubrieron el efecto narcisista de tener un espacio para consumir lo que el teenage market les empezaba a ofrecer.

Sin embargo, los padres seguían ejerciendo el control sobre este espacio,
fiscalizando lo que en él se guardaba y lo que en él se hacía (el uso del teléfono era inexistente o compartido). También ejercían el control de la economía juvenil (aunque estos tuvieran ingresos propios, eran los padres quienes lo administraban).
http://www.ehu.es/CEIC/pdf

4. La habitación contracultural (de Kerouak a Reich)

Desde fines de los 60, los jóvenes empiezan a apropiarse definitivamente
de su habitación (de la que expulsan a sus padres). Los pósteres se transforman y politizan (de las estrellas de Hollywood a los cantautores de protesta, aparecen Mao, Marx y el que se convertiría en el emblema de la revuelta juvenil: el Che Guevara).

Al radiotransistor se añaden los primeros radiocasetes y tocadiscos (el pick-up), que empiezan a sustituir el juke-box como lugar público de la escena musical.

El volumen musical aumenta y los padres ya no tienen tanto poder para reducirlo ni pueden imponer qué suena. La decoración se hace más llamativa, en su vertiente kitsch, pop, hippie, progre o psicodélica.

El vestuario se radicaliza y las madres pierden su poder en la determinación del gusto estético de los hijos e hijas. En la biblioteca personal desaparecen las novelas rosa o de formación y aparece un nuevo tipo de literatura existencial (Kerouak, Hesse, Marcuse, Reich –la revolución social a partir de la revolución personal a través de la sexualida-) y de revistas contraculturales (los primeros fanzines), por no hablar de la prensa antifranquista clandestina (y de las vietnamitas).
http://www.ehu.es/CEIC/pdf

5. Del piso de estudiantes a la comuna

En los años 70, con el reflujo posterior a mayo del 68, la vindicación
de una habitación propia deja paso a la lucha por una privacidad alternativa: pisos de estudiantes, buhardillas y comunas, compartidas por jóvenes de ambos sexos, se convierten en la nueva utopía.

La norma pasa a ser marchar de casa de los padres para construir una nueva privacidad comunitaria, por lo que la habitación propia deja de tener una importancia tan grande. Sin embargo, lo más típico de esta época es la conquista del espacio público, que tendrá su eclosión en el proceso de transición/reforma (el nombre que recibirá lo conocemos todos: la movida). La zona de vinos, la ruta por los pubs de la movida, se convierten en un nuevo hogar que se dota de significados íntimos.


6. La habitación postadolescente de Leonardo di Caprio o Jennifer López

Desde los años 80 se producen dos procesos paralelos: por una parte, la
eclosión del mercado del ocio y de espacios especializados en el consumo adolescente (es el tiempo de las tribus); por otra parte, el refugio en la habitación y la ampliación a la preadolescencia y a la última infancia de esta obsesión por un espacio autónomo.

Niños y adolescentes tienen cada vez más recursos económicos (transferidos
por sus padres) y como el espacio público de la ciudad se convierte cada vez
en más inaccesible para ellos (proceso de urbanización, desaparición del juego de calle, campañas de pánico moral, prohibición o retraso del acceso de los menores a los lugares de ocio, etc), redescubren las culturas de habitación que habían identificado a los jóvenes-adultos de generaciones anteriores (ahora ya no deben compartirlas con sus hermanos, pues el número de hijos por familia ha caído en picado).

En estos espacios concentran su consumo de ocio: juegos, comics, revistas de música o deportes, cadena hi-fi, fotografías, etc. Los ídolos retratados en los pósteres dejan de ser lideres políticos o artistas “comprometidos”, y vuelven a ser músicos de moda (Michael Jackson, Mecano), estrellas del cine (Di Caprio, Madonna), a los que se añaden los nuevos astros del deporte (Guardiola, Raúl).
http://www.ehu.es/CEIC/pdf

7. La habitación digital de GH y OT.

En los últimos años la habitación de los adolescentes ha vuelto al primer
plano de la cultura juvenil, experimentado una gran metamorfosis. Como consecuencia de la emergencia de la cultura digital que hemos analizado, se ha hecho posible la comunicación interpersonal desde el propio espacio privado: del teléfono familiar controlado por los padres y situado en el comedor o en el pasillo se ha pasado
al teléfono celular personalizado que se puede usar desde la habitación; de la comunicación escrita por carta se ha pasado a la comunicación digital SMS, e-mail o chat.

Gracias a Internet, los adolescentes han aprendido a acceder a comunidades
virtuales que están mucho más allá de su habitación. Y gracias a los videojuegos (consola, Gameboy, Play Station), pueden practicar desde su casa lo que antes tenían que hacer en las públicas salas de juego. Se amortigua el conflicto generacional, pero aparecen nuevas brechas (cada vez más sutiles) que separan a padres e hijos.

Unos y otros comparten cada vez durante más tiempo el mismo espacio (si tenemos en cuenta el retraso en la emancipación familiar, están condenados a vivir más tiempo con sus padres que con sus futuras familias). Ya no están obsesionados en marchar del espacio compartido (entre otras cosas, porque no se lo pueden permitir) y buscan espacios propios que puedan compensarles: la cultura de la noche, los viajes y la habitación propia.

Un ejemplo muy ilustrativo de lo que venimos diciendo es el seguimiento
entre apasionado y lúdico que los adolescentes españoles hacen de programas como Gran Hermano o Operación Triunfo. Aunque no conozco todavía ningún estudio etnográfico sobre las audiencias frente a estos éxitos mediáticos, y aunque las reacciones son heterogéneas en extremo, pueden avanzarse algunas hipótesis al respecto.

De entrada, ambos programas tienen como protagonistas a jóvenes-adultos
(en otras palabras: solteros mayores de edad) que renuncian durante un tiempo a su privacidad (a su habitación propia) para exponerse frente a la mirada impávida de la televisión (sería divertido saber qué pensaría Orwell de este uso lúdico y voluntario de la gran máquina de poder absoluto que era el ojo del Big Brother de 1984).

Que estos chicos y chicas tengan una finalidad creativa (triunfar como cantantes) o bien ninguna (superar el tedio de no hacer absolutamente nada) no tiene en este caso ninguna importancia: lo relevante es que cuando llegan a la casa del GH (o a la Academia de OT) deben abandonar el reloj y el calendario que marcaba antes su ritmo cotidiano y entrar en otra temporalidad que se asemeja a la de la cárcel o la de la mili (aunque en este caso la reclusión sea voluntaria).

No es de extrañar que los guionistas de ambos programas (pues pese a parecer espontáneo lo que allí pasa tiene un guión más o menos rígido) se esfuercen a menudo en que la juventud así retratada represente determinados prototipos de género, edad, clase, etnicidad, o subcultura (el deportista, la pija, el macarra, la hippie).

Aunque al principio estos programas (sobre todo OT) fueron vistos como una ocasión para reencontrar la cohesión familiar perdida (“por primera vez en mucho tiempo padres e hijos vemos juntos un programa de TV”), los adolescentes son los que reciben un impacto más directo. Estos jóvenes-niños (menores de edad, que viven en casa de sus padres y sin relaciones amorosas ni profesionales estables) ven en los jóvenes-adultos de GH y OT (mayores de edad, en proceso de emancipación, a la búsqueda de una identidad amorosa y profesional) el modelo de que pueden/quieren llegar a ser (o bien de lo que no pueden/odian llegar a ser). Como las estrellas del rock en los 60, estos chicos y chicas son como ellos: pueden verse reflejados en sus inseguridades
y sus deseos de triunfar...

Deberíamos reflexionar sobre el significado de esta democracia electrónica: los adolescentes que todavía no pueden votar en las elecciones (y que cuando pueden hacerlos acostumbran a abstenerse) se vuelcan en estas votaciones digitales que les permiten hacerse la ilusión de que tienen capacidad de decisión (de que su voto cuenta para algo). Una ilusión que se alimenta de nuevo desde la habitación propia.
http://www.ehu.es/CEIC/pdf

¿Cómo fue –o es- tu habitación adolescente amigo lector?.

[1] Históricamente, los jóvenes se habían caracterizado por no disponer de espacio privado. En la sociedad campesina acostumbraban a compartir la habitación (y a menudo también el lecho) con hermanos, sirvientes e incluso animales, bajo la estricta autoridad del pater familias. El proceso de urbanización no comportó mejoras: la vida cotidiana de los jóvenes tenía lugar sobre todo el espacio público (calles, tabernas,cafés). La sociedad industrial, que inventó la adolescencia, recluyó a los jóvenes burgueses en determinadas instituciones educativas (internados, colegios, asociaciones juveniles) e hizo lo mismo con los jóvenes obreros en otros espacios compartidos (fábricas, calles, cárceles). Aunque algunos movimientos literarios (particularmente el romanticismo) empezaron a concebir un nuevo Sigfrido adolescente que surgía de un espacio privado (un espacio del Yo), eran muy pocos los jóvenes que tenían una habitación propia, y todavía menos los que podían disfrutarla sin interferencia de los padres. Casi siempre la habitación era compartida por diversos hermanos y la vida se hacía fuera de la casa (Feixa, Carles: http://www.ehu.es/CEIC/pdf/16.pdf)

domingo, noviembre 11, 2007

El negocio de la sexualidad adolescente

Todo parece indicar que los adultos seguimos desertando en masa a la hora de orientar a los adolescentes en la gestión de su sexualidad. No conseguimos pasar de la fría prevención profiláctica - carente de contenidos- y asumimos como inevitable la deriva hacia un hedonismo zafio que banaliza la sexualidad.

En una reciente visita con alumnos de catorce años a una exposición sobre DROGAS, a la que ya he aludido en otro post, cuando la monitora se sintió poco atendida, amenazó con no entregar el preservativo que se regalaba al terminar la charla. Me sorprendió que en una exposición sobre drogas también se regalasen preservativos, pero lo que ya me dejó perplejo es que pudiesen utilizarse como herramienta de castigo. Se ha pasado de dar caramelos, globos o estampitas de la Virgen a repartir condones con la misma impunidad y falta de criterio. Pero, aún me faltaba ver el vídeo de la Junta de Andalucía que ilustraba la exposición. Su máximo argumento para disuadir del consumo de las drogas era que a veces los chicos no podían concluir felizmente su preceptivas noche locas, porque no conseguían la erección.

Pero lo más curioso era que el tono de amiguete cómplice utlizado en le vídeo después se complementó con una prédica apocalíptica sobre las terribles consecuencias de la droga, arropada por los fríos datos de los paneles y por el tono aséptico y frío del folleto complementario. El episodio creo que resume bastante bien la relación de los adultos con la sexualidad adolescente, aunque quizás faltó una invectiva contra la terrible violencia machista que contamina muchas relaciones, del tipo de la titulada “No te líes con chicos malos” ( http://www.educacionenvalores.org/article.php3?id_article=471).

Entre tanto mensaje disonante, chicos y chicas han de vérselas con su indefectible maremoto hormonal. Unos y otras se entregan a los juegos de seducción propios de la edad y exploran su sexualidad como saben y como pueden. En concreto los chicos de catorce años –salvo algún precoz- hinchan y estallan los condones en clase y se masturban en su cuarto mirando pornografía en Internet o en los DVDs y revistas de su padre. Y las chicas obvian las admoniciones puritanofeministas contra la mujer objeto y los chicos malos e intentan resultar seductoras, recurriendo a la quincallería y el sofisticado arsenal de revistas –formación basura- que el mercado pone a su disposición.

Por supuesto, ante la incompetencia de los formales adultos, incapaces de asumir la realidad de la sexualidad adolescente (las hormonas siguen actuando igual ahora que hace 100.000 años) no faltan desaprensivos dispuestos a colonizar el desierto enorme que queda entre el profilactismo sanitario y el neopuritanismo feminista. Ahí están las televisiones locales –con financiación pública- emitiendo pornografía cada noche, ahí están las revistas “para jóvenes” promoviendo el coito anal, ahí está la moda infantil y juvenil capaz de concebir productos tan apropiados como “el tanguita para nenas” (se venden en el Corté Inglés), ahí están los cómics para jóvenes dando rienda suelta a muchas mentes adultas enfermizas, y por supuesto la accesible pornografía adulta, entregada a un brutal y desquiciado rebasamiento de todo límite (delirios de la masculinidades enfermas).

¿Por qué los abandonamos a su inercia? ¿Quizás porque los adolescentes se resisten a ser como habíamos soñado, a construirse tal como requerían nuestros íntimos ensueños de placidez, confort y satisfacción emocional ilimitada o porque no responden a nuestras fantasías de corrección política?. Desde luego, el mercado no va renunciar a ese interesante filón.

Una reciente exposición de Fundación Miró, titulada Kawai, reflejaba el infierno nihilista en el que se encerraban los adolescentes, entregados a las modas extravagantes, al alcohol y al sexo desesperanzado, autofijados en un perturbador mundo de niños-adultos tristes.







Kawaii! http://www.bcn.fjmiro.cat/

De las adolescentes con faldas plisadas que aparecen en los manga a los personajes de Hello Kitty, estos héroes de una nueva mitología están presentes en la imaginería popular, de los dibujos animados a los productos derivados, y constituyen el símbolo de una profunda nostalgia de la infancia. Una nostalgia que se expresa a través de un profundo entusiasmo por todo lo que es kawaii. Kawaii es una de las palabras más recurrentes en el vocabulario de los jóvenes japoneses. Próximo al sentido de “mono”, kawaii designa lo que es pequeño e infantil. Más que una moda, es una forma de pensar y de ser. Esta cultura popular japonesa invade el mundo asiático y llega a Europa y Estados Unidos. De la infancia a la edad adulta, los chicos, y sobre todo las chicas, son adeptos de los fanshi guzzu –del inglés fancy goods–, llaveros y gadgets de todo tipo. El fenómeno ha adquirido tal envergadura que se ha convertido en un tema sociológico, estudiado por escritores, periodistas, filósofos y sociólogos. Los estudiosos subrayan la otra cara de kawaii: un profundo nihilismo, la negación del presente social a favor de un retorno a la infancia, el reflejo, en definitiva, del descontento de la sociedad japonesa.

Las obras de Aya Takano y Chiho Aoshima se inscriben en la esfera kawaii, destacando su lado subversivo y falsamente inocente. Las muchachas en quimono de grandes ojos y gráciles cuerpos de Aya Takano (Saitama, 1976) evocan tanto las estampas tradicionales japonesas como las chicas emancipadas que pululan por las calles de Tokio. Chiho Aoshima (Tokio, 1974) imagina un mundo onírico y sorprendente en sus dibujos de colores ácidos generados por ordenador. Su universo se mueve a menudo entre la pesadilla y la angustia, y sus personajes dudan entre la magia y la violencia de la realidad.

La revolución de la shôjo


En Shibuya, las chicas con uniformes escolares, falditas plisadas y calcetines-polainas muy largos, trajinan riendo alrededor de los purikura, fotomatones que permiten escoger el tipo de fotografía deseada, personalizándola con modelos diferentes de marcos, que después intercambiarán.


Numerosos sociólogos han llamado la atención sobre este nuevo fenómeno: las chicas pasan cada vez más tiempo en la calle, con frecuencia en grupos y vestidas de una manera espectacular y ostentosa.

Las shôjo, las adolescentes japonesas -literalmente “medio mujer”–, son el símbolo de una mutación de la sociedad. Se definen como mujeres-niña, en estado de suspensión entre la infancia y la edad adulta, consciencia e inocencia. La mujer japonesa, antes encargada de garantizar la tradición, aparece cada vez más como “la vanguardia de la mutación social”. Entre colegiala y femme fatale, la gyaru –del inglés girl (chica), a la japonesa– es realmente la nueva fuerza social y cultural en Japón. La escena del arte contemporáneo confirma esta tendencia, a través de las artistas mujeres que crean una obra inventiva y sorprendente, fascinante y, a veces, molesta. La programación de las exposiciones en el Espai 13 lo demuestra: de 5 artistas, ¡4 son chicas!

El arte del siglo XX ha estado marcado en Japón por la presencia importante de dos mujeres, cabezas de fila de los movimientos más importantes, como Atsuko Tanaka (nacida en 1932), que marcó la historia del grupo de vanguardia Gutai en los años cincuenta, o Yayoi Kusama (1929), una artista imprescindible desde principios de los años sesenta. La tendencia se confirma con los artistas de la generación de Mariko Mori (1967) y se hace evidente con las creadoras de la generación que ahora tiene treinta años, hasta el punto de ser una de las características más destacadas del arte japonés de nuestros días.

Testimonio de esta búsqueda de identidad típica de las chicas japonesas, Tomoko Sawada (1977) se retrata en grupo (fotografías de curso en que repite su rostro) o en retratos individuales de fotomatón. Para su exposición en el Espai 13, realizará una serie de fotografías sobre la extravagancia en el vestir de las chicas de Tokio, y en concreto de la tendencia golitha (contracción de gótica y Lolita), que se mueven por el barrio de Harajuku.

Un mundo de extrañeza y onirismo


A pesar del gran poder económico que ha proyectado al mundo la imagen de un país con tecnología punta, Japón vive desde hace unos años el pinchazo de la burbuja económica: el paro y la precariedad laboral han pasado a ser corrientes en la vida cotidiana de los japoneses y en las creaciones de los artistas. Esto, esta evocación, no obstante, en lugar de mostrarse como una constatación del estado del mundo, se convierte en una oportunidad para abrir la puerta a la imaginación y lo extraño. Así, Erina Matsui (Okayama, 1984) presenta un mundo personal lleno de visiones extrañas y poéticas.
Muchos artistas japoneses se cuestionan la frontera entre visión y percepción, creando un mundo onírico y delicado. Kowei Nawa (Osaka, 1975), con sus dibujos, esculturas e instalaciones, juega con nuestra percepción del mundo e inventa objetos llenos de poesía y extrañeza. Proyectando imágenes sobre el agua, recubriendo objetos con cuentas de cristal, invadiendo el espacio con gigantescas formas moleculares, Nawa transforma el estado original de una imagen, de una cosa o de un lugar.

Con “¡Kawaii! Japón ahora”, la Fundació Joan Miró invita al público a un viaje sorprendente por el mundo de la creación japonesa más actual y mantiene, así, el espíritu de hallazgo y de experimentación, de sorpresa e invención que caracteriza al Espai 13.
Muchachas con quimono o con ropa ultramoderna, arquitectura hi-tech o templos de madera: tradición y modernidad conviven cotidianamente en las calles de Tokio. Los artistas actuales se apropian de la tradición para reinventarla y recrearla.




Este encuentro entre pasado y presente es evidente en las obras de Aya Takano (Saitama, 1976). Esta joven artista se inspira en la pintura antigua ukiyo-e (las imágenes del mundo flotante) para cambiarla e inventar un mundo en el que las adolescentes de miembros desmesuradamente alargados, vestidas con quimono, parecen levitar. Sus pinturas tienen ecos del arte del período Edo (1603-1868), y también aluden al Japón de hoy. Sus acuarelas, con un marcado acento erótico, remiten a la tradición de las shunga (imágenes de primavera), que representaban parejas de amantes y de prostitutas de los salones de té.

Escenas orgiásticas con adolescentes medio desnudas que devoran tentáculos de pulpos o jabalíes bajo la luz festiva de los farolillos; visiones nocturnas de un Tokio bañado por una iluminación que le confiere un aspecto onírico; escenas de intimidad erótica entre dos muchachas en quimono, con las mejillas sonrojadas por una primera emoción amorosa: Aya Takano crea un mundo, que es el suyo, donde confluyen los aspectos más contradictorios y fascinantes del Japón contemporáneo.

Aya Takano, además de pintora, es dibujante de mangas y escritora de ciencia ficción, y ha trabajado en la concepción visual de videojuegos, así como en la realización de películas de animación. Forma parte de Kaikai Kiki, el taller de Takashi Murakami, que trabaja con jóvenes artistas, a los cuales además promociona.


La exposición que presenta el Espai 13 comprende veinticinco obras: un conjunto de telas y acuarelas, una sorprendente escultura gigante y una película de animación. Aya Takano ha realizado una obra especialmente concebida para esta muestra, inspirada en la Fundación Joan Miró y en su arquitectura.






NOTICIAS COMPLEMENTARIAS

Más educación evitaría embarazos y abortos en las menores
MARTA RICART - Barcelona, La VANGUARDIA, 14-10-2007

La sociedad se escandaliza con las cifras de embarazos adolescentes y abortos, que aumentan, pero no adopta políticas que reducirían es­tos problemas. ...Los exper­tos en planificación familiar sostie­nen los adultos y los adolescentes tienen hoy acceso a mucha in­formación, pero no hay realmente formación o educación sexual. (Existe...) "la creen­cia errónea de que si no se enseña sexualidad los jóvenes no la practi­carán", señalaron Barambio e Isa­bel Iserte, vicepresidenta de la FPFE. Maria Perrero ...subrayó que cada día pierde más espacio es­ta educación sexual y criticó la fal­ta de sensibilidad política. Baram­bio señaló que en Holanda, por ejemplo, el aborto es más accesible pero hay menos que en España porque se enseña educación sexual. "A una niña de 13,14 o 15 años, como casos de embarazos re­cientes, no le recetas anticoncepti­vos, debe tener una educación sexual que la prepare", indicaron.

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Las revistas dirigidas a mujeres jóvenes perpetúan estereotipos y roles sexistas
Conclusiones del estudio sobre “La imagen de la mujer en las revistas para adolescentes” publicado por CECU

Miércoles 7 de noviembre de 2007, por Maria Cobos


Fuente: http://www.amecopress.net/spip.php?article654

El estudio realizado por la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) analiza las siete revistas que se sitúan entre las más leídas por las adolescentes desde febrero hasta junio del 2007: “Nuevo Vale”, “Ragazza”, “Bravo”, “Loka magazine”, “Super pop”, “Star2”, “You” y “Cosmopolitan” y concluye que siguen perpetuando los mismos estereotipos que se analizaban en el estudio realizado hace cinco años por la misma institución, creando la imagen de una mujer estereotipada y encasillada en roles sexistas.

Según manifiesta Itziar Marín, responsable de estudios de la CECU, “la conclusión es que estas publicaciones dirigidas a mujeres jóvenes han avanzado poco, ya que se siguen incluyendo estereotipos formados que perpetúan la discriminación y la no igualdad entre los géneros”. Se presenta a las adolescentes y preadolescentes la imagen de una mujer independiente, agresiva, rebelde y “come hombres” a través de su cuerpo y aspecto utilizando estereotipos de belleza, pautas de conducta y formas de vestir que no son reales. Marín, señala que “si queremos formarnos y crecer en igualdad y valores, una parte importante es que los medios de comunicación modifiquen los estereotipos discriminatorios”.

Son llamativos los temas relacionados con el sexo y las relaciones de pareja, la información que se brinda a jóvenes de entre 11 y 16 años, va desde los sitios originales para hacer el amor, a posturas del kamasutra, vestirnos para resultar atractivas, “sexo anal, cambia de agujerito” o “ponlo a 1000”, se refieren, en gran parte, a relaciones pasajeras, sin compromisos y basadas en el placer físico, sobre todo, para dárselo al hombre. En algunas secciones aparecen relatos eróticos, e incluso pornográficos por lo explícito, del tipo de descripciones:




“El me abrazó y yo noté su erección. Enrollé mi pierna en su cintura y el se bajó los pantalones y me quitó las braguitas. Me sostuvo en brazos contra la pared, mientras sentía como entraba en mí”. “Relatos, -explica Itziar Marín-, que son sorprendentes teniendo en cuenta el público tan joven al que van dirigidas esas revistas”.

Itziar Marín, señala que “sorprende la escasa información que se ofrece sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual o de una educación sexual responsable y acorde a la edad del público destinatario. Igualmente, los temas culturales no aparecen en ninguna sección específica, tan sólo en el “Cosmopolitan”, que no es una revista dirigida a mujeres adolescentes, aunque sí es una las más leídas por ellas; y los temas sobre medio ambiente o causas sociales aparecen de forma testimonial y escasa”.

Se da el dato curioso de que estas revistas no son leídas por los hombres adolescentes y que todas las revistas analizadas están dirigidas por mujeres, Marín, señala que “ellas editan lo que creen que es más consumible y que va a aumentar el número de venta de ejemplares. Lo que pedimos es que hagan una reflexión sobre si la información sexual que ofrecen es la que ellas plantean.”

Los contenidos más abundantes vienen diferenciados por noticias, reportajes y cotilleos a los que dedican un 18,3%, a moda y complementos un 17,97%, al cine, televisión y música un 10,2% a temas de belleza, un 9.05% y a temas de sexualidad y relaciones de pareja un 7,5%. Las revistas presentan numerosa publicidad de productos de belleza (27,23%), móviles, mensajes y melodías (25,89%), moda y complementos (25,41%).La CECU denuncia el uso de reportajes y artículos de estas publicaciones para encubrir la publicidad de productos, tiendas y marcas; Antonio López, Director de Comunicación de la CECU, manifiesta que “exigimos que los poderes públicos dicten leyes de conciliación que permitan que algunos de los progenitores del preadolescente puedan estar con ellos de forma que se pueda hacer seguimiento de los contenidos que leen ya que se socializan a través de los medios de comunicación con contenidos no igualitarios

DOS NOVELAS

Apples, una novela sobre el desencanto en la adolescencia


ABC 9-11-2007 LUIS MIRANDA, CÓRDOBA.

«Fuimos al McDonald´s la noche en que mi madre nos dijo que tenía cáncer de pulmón».

Los que gustan de leer las primeras líneas para intuir cómo puede ser el resto de la novela están de suerte. El comienzo de «Apples», del británico Richard Milward, es una declaración de intenciones de por dónde transcurrirá una obra que quiere relatar el mundo y los problemas de una parte de los adolescentes del mundo occidental. La primera frase ya explica en parte cómo es la protagonista de la obra y cómo es el lugar en que vive.

La editorial cordobesa Berenice acaba de sacar a la luz una novela que ha causado un gran impacto en Inglaterra y que por primera vez han traducido al español Helena Bosch y Carmen Torres. La crítica se ha apresurado a comparar «Apples» con «El guardián entre el centeno» o «Trainspotting», ambos también representativos de una juventud desencantada y sin horizontes.

El libro de Richard Milward, un escritor de sólo 21 años, narra la historia de Eve, una adolescente que después de conocer que su madre padece cáncer emprende una huida figurada que la lleva a un mundo de alcohol, drogas de diseño y noches sin fin. En su vida aparece Adam, un joven que tiene que padecer una honda frustración sexual además de la violencia de su padre.

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A propósito de esta novela, José Luis Barrueco comenta en Escrito en el viento (http://thekankel.blogspot.com/2007/10/apples-de-richard-milward.html)

...Confieso que Apples (nombre de ciertas pastillas de éxtasis) me ha enganchado. Te atrapa y no te suelta. Cuenta la historia de los quinceañeros Adam y Eve. El primero es un muchacho con un trastorno obsesivo compulsivo, al que su padre apaliza de vez en cuando; jamás ha salido de juerga y sabe que sólo de ese modo podrá acercarse a las chicas y ligar con ellas. La segunda es una muchacha algo alocada y frívola, obsesionada con las drogas de diseño, las discotecas, los hombres y las borracheras; su madre tiene cáncer, pero eso no la impide salir continuamente de farra. Adam está enamorado de Eve. A Eve sólo le parece raro y simpático. La novela está construida mediante la alternancia de los monólogos de ambos. Cada uno desvela su punto de vista del asunto. Se intercalan, a veces, monólogos de otros personajes, algunos de ellos insólitos (pero prefiero no revelar quiénes o qué son). La trama empieza en Middlesbrough y acaba en Mallorca.

Puestos a poner etiquetas, como suelen hacer los críticos, podríamos aventurar que Apples recuerda un poco a la película Thirteen, un poco a las cintas de Larry Clark. Pero con un toque poético. Con cierto romanticismo, que es el que aporta Adam, profundamente enamorado de Eve. En cierta medida, este libro representa a las generaciones que hoy arrasan en los pubs y las discotecas, pero también habla de quienes se quedan en casa y son incapaces de comunicarse. A mí me ha devuelto a mis quince años, a ese tiempo en que, como Adam, empezaba a emborracharme en los bares para poder hablar con las chicas. Una época de incertidumbres, de errar sin rumbo fijo, de dolor interno. Recomendable novela, pues, que apasionará a los jóvenes y que, probablemente, detesten sus padres.


Diario de una adolescente

Edición original: Tgee Diary of Teenage Girl: An Account in Words and Pictures USA Fecha de edición: octubre de 2007 Guión: Phoebe GloecknerDibujo: Phoebe GloecknerTinta: Phoebe Gloeckner

Información proporcionada por la editorial

San Francisco, 2 de marzo de 1976: "No recuerdo haber nacido. Era una niña muy fea. Mi aspecto no ha mejorado, así que supongo que fue un golpe de suerte que él se sintiera atraído por mi juventud".

Así empieza el diario de Minnie Goetze, una chica de quince años, deseosa de amor y aceptación y resistente para con su propia sexualidad. Minnie odia la escuela y quiere ser artista... o quizá espeleóloga, o camarera... Se acuesta con el novio de su madre y todavía es demasiado tímida como para hablar con los chicos de la escuela. Va forjando su adolescencia sin guía, sin supervisión, indefensa y temeraria. Una novela atípica donde la artista y escritora Phoebe Gloeckner presenta un año clave en la vida de una chica, en forma de diario íntimo, con ilustraciones y escenas completas narradas con el lenguaje del cómic.

Opiniones: ... Una lectura dura, sin concesiones, directa y adicitva. Un recuento de la azarosa vida de una niña que juega a ser mujer en un ambiente infernal de sexo y drogas. Un lamento de soledad, un alarido de furia punk, una joya de tristeza infinita atravesada por un humor negrísimo, crónica de un naufragio emocional, del desconcierto de crecer, literatura beatnick en pleno siglo XXI.