lunes, noviembre 27, 2006

Por un profesorado sostenible.

Dicen que existe un axioma del progresismo pedagógico que puede formularse así: "cuando algo falla, cuestiona siempre al profesorado y nunca dudes de nuestras sabias propuestas". Algo de eso parece trasmitir el artículo de Marchesi. ¿Será realmente ese el nuevo perfil de profesor/a que nos salvará?. Yo no desprecio ninguna aportación, pero no creo que ese modelo nos sirva para domeñar los instintos descontrolados de nuestros púberes. Menos ingenuismo y más solidez, sobre todo en las estructuras, porque con tanta blandura todo el peso se nos viene encima a los que aguantamos la barraca. Ya no podemos más y yo, lo que reclamo es un profesor viable, sostenible, que pueda educar desde la alegría y el buen humor. Y, con tan abrumadoras y contradictorias expectativas, es imposible poder estar contento.

Fortalecer la profesión docente. ÁLVARO MARCHESI, EL PAÍS, 26/11/2006

Posiblemente ahora hay más violencia en los centros docentes que hace unas décadas o, al menos, así se percibe. Tal vez porque hay más alumnos que estudian durante más tiempo, por fortuna para ellos y para la sociedad, y porque los cambios sociales se producen ahora de forma vertiginosa, de manera que tienden a difuminarse los referentes morales. No se vislumbra en el futuro un cambio de esta situación. Más bien da la impresión de que estas tendencias, lejos de detenerse, se van a incrementar, por lo que no debe extrañarnos que las dificultades vayan en aumento. ¿Qué hacer, entonces?

Mantener la autoridad, demostrar seguridad, dialogar, negociar, comprender, exigir.

Conviene, antes de plantear algunas líneas de actuación, pensar brevemente sobre los alumnos violentos. Los estudios realizados apuntan su escasa autoestima, sus dificultades en las relaciones sociales y en la empatía con los otros, su falta de comprensión y control de la conducta y su desvinculación de los objetivos escolares. La descripción de estos alumnos se mueve habitualmente entre dos polos: son alumnos que hacen daño, a veces demasiado daño, pero también son alumnos que sufren. El énfasis en uno o en otro polo orienta las preferencias en las iniciativas educativas: el castigo y la sanción frente a la ayuda pedagógica y psicológica. Ambas, sin duda, deben combinarse con el objetivo de lograr, en la medida de lo posible, la recuperación del alumno para proseguir su formación.

Existen diversas estrategias que pueden reducir la violencia en las escuelas:

  • favorecer la participación de los alumnos,
  • avanzar en la capacidad de decisión de los centros -con la supervisión de la comunidad escolar y de la Administración educativa-,
  • impulsar la cooperación de las familias, trabajar por un mayor compromiso social con la educación
  • y fortalecer la profesión docente.

Esta última es la que considero fundamental para mejorar la enseñanza y la que puede otorgar coherencia y dinamismo al resto de las iniciativas.

El fortalecimiento de la labor de maestros y profesores supone una acción en varios ámbitos interrelacionados:

  • mejorar sus competencias profesionales y su preparación,
  • cuidar su equilibrio emocional,
  • situar la profesión docente en la dimensión moral que le corresponde
  • y velar por el prestigio de la profesión.



La gestión adecuada de los comportamientos disruptivos o violentos de determinados alumnos es una dura exigencia para los profesores y les obliga a disponer de diferentes competencias y habilidades:

  • mantener la autoridad,
  • demostrar seguridad y confianza,
  • dialogar,
  • negociar,
  • comprender,
  • exigir.

Hace falta formación suficiente y un carácter firme y equilibrado para lograrlo.

La acción educadora exige una estrecha y confiada relación personal entre el profesor y los alumnos. El mérito de la actividad docente es que este vínculo impuesto se convierta en una relación constructiva, en la que la confianza, el afecto y el respeto mutuo sean sus elementos constitutivos.

Para ello es imprescindible que el profesor cuide su dimensión emocional, un cuidado del que deberían también ser responsables las Administraciones educativas.

El profesor debe

  • mantener el buen ánimo,
  • la sensibilidad por la formación de sus alumnos
  • y la preocupación por ellos a pesar del desgaste que tanto esfuerzo personal supone.

¿Cómo se logra? En gran medida por el convencimiento de que enseñar a los otros es una tarea que merece la pena, que conecta con lo más noble del ser humano y sitúa a los profesores en el lugar adecuado para promover el bienestar de las nuevas generaciones. De alguna manera esa intuición desvela el carácter moral de la profesión docente y la necesidad de descubrir su valor y su sentido para ejercerla con rigor y vivirla con satisfacción.

La consideración del trabajo docente como una profesión moral adquiere desde esta perspectiva toda su fuerza motivadora y permite comprender cómo el olvido o la falta de cuidado de esta dimensión conduce a la "desmoralización" de los docentes.

Además, los profesores deberían sentir que forman parte de una profesión respetada y valorada ya que gran parte de la identidad profesional depende de la consideración social percibida. El sentimiento de pertenencia a una colectividad contribuye a la autoestima. Por ello, las Administraciones educativas tendrían que contribuir a que los profesores se sientan orgullosos de ser profesores. No es una tarea sencilla si tenemos en cuenta que la mayoría de los profesores considera que ni la sociedad ni la propia administración educativa los valora.
Una encuesta reciente realizada por la Fundación SM constató que el 81% de los profesores creen que la sociedad no los valora y el 67% opina lo mismo de su Administración educativa.
La tarea de reforzar la identidad profesional de los docentes conduciría a que las administraciones educativas defendieran el establecimiento de una carrera profesional incentivadora y exigente. Pero también deberían apoyar las distintas formas de representación colectiva de los profesores. Entre ellas, además de los sindicatos y de las asociaciones de profesores, podría tener su lugar un Consejo General de la Profesión Docente que fuera un referente ante la sociedad por sus iniciativas para mejorar la situación del profesorado y la calidad de la enseñanza.
No sería justo atribuir a los profesores la responsabilidad exclusiva de su acción educadora. De nuevo hay que insistir en que la capacidad de los profesores para enseñar adecuadamente a todos sus alumnos, crear un clima de convivencia y reducir los comportamientos violentos tiene mucho que ver con las condiciones en las que se enseña, con los apoyos disponibles, con el número de alumnos con dificultades de aprendizaje que hay en cada aula, con el ambiente sociocultural de los centros, con la cooperación de las familias y con el apoyo social recibido. El compromiso de los profesores depende en gran medida del compromiso de la sociedad con la educación y ambos se apoyan mutuamente para lograr una enseñanza mejor.

Del permisivismo al régimen punitivo. No es eso.

Vivimos bajo la hegemonía de un sistema educativo permisivo, con brotes punitivos. Se comienza hablando, motivando, buscando complicidades y amiguismos, pactando y evitando todo cuanto pueda tener un cariz autoritario y represor. Posteriomente, dejamos tan bondadosos métodos y pasamos al sermonimo ilustrado y distante. Hasta que un día, ante la ineficacia de tales métodos o heridos por una afrenta hiriente a nuestra autoestima, estallamos con un ataque de ira que cierra la opción a cualquier posiblidad de comunicación, imponiendo a partir de entonces el régimen punitivo. Hay otras posibilidades, terbajando desde el respeto y la responsabilidad. Merecen atención...


Sólo el 6% de los directores de los IES dice contar con programas de convivencia en sus centros, pese a que el 90,7% de los profesores cree que todos deberían tenerlos. El 60% de ellos asegura que, cuando las hay, son puros órganos sancionadores. Y el 72% cree que la Administración educativa no se preocupa por los problemas de convivencia en los centros.
"El modelo punitivo en exclusiva está fracasando. No funciona con los chicos que no cumplen habitualmente las normas No favorece un desarrollo moral: sólo se reprimen. En un caso de acoso, no puedes trabajar de entrada la relación entre acosador y víctima, pero sabes que, aunque expulses al agresor, volverá. Por tanto, hay que castigar, pero no sólo. Y son cuestiones que no se deben abordar sólo desde el profesorado, sino que requieren la colaboración de los alumnos", dice Juan de Vicente, que dirige un premiado programa de convivencia en el IES Miguel Catalán, de Coslada (Madrid): cinco alumnos ayudantes por curso, elegidos por sus compañeros, se encargan de observar cualquier situación de maltrato y estudiarla con los orientadores. Con mediaciones, mediante acompañamientos de alumnos a otros compañeros, mediante estrategias de integración... Y funciona. "Lo mejor de esta fórmula es que te permite detectar cualquier caso de maltrato, del tipo que sea, casi de inmediato. Algo fundamental para atajar estas cuestiones", explica de Vicente.


"Soy de los que pegan", EL PAÍS, DOMINGO - 26-11-2006

Ocaso en Cardedeu. Domingo, 18 de noviembre

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domingo, noviembre 26, 2006

Trascender los antiguos guiones.

Como recuerda Claudio Naranjo el "patriarcado agoniza" y es ya muy difícil crear guiones creíbles para disfrazar de autoridad a nadie. Es posible que este sea uno de los problemas más graves de nuestro tiempo. Ya no soportamos que nos manden enmascarados bajo ropajes impostados de autoridad. Hemos aprendido a desenmascararlos. No toleramos una autoridad que no se conquiste desde la verdad y la transparencia, desde un virtuosismo sometido a prueba permanente. "¿Por qué te he de creer?". "¿En qué basas tu autoridad?". "¿Qué sabes hacer?". "¿Por qué te he de tomar en serio?".

Pero, seguimos necesitando autoridad. Sin autoridad, caemos bajo la tirania de los peores y de lo peor (violencia, manipulación, abuso). Sin autoridad, no somos capaces ni siquiera de gobernarnos a nosotros mismos.

¿Cómo recuperar el sentido positivo de la autoridad, tras este ensueño antiautoritario?.

Desde luego, no parece que los antiguos guiones -el de la autoridad jerárquica indiscutible, el del género masculino y femenino tradicionales, el del "magister, etc.".- admitan labores de reciclado serias y reforzarlos produce un efecto patético, porque se opone al signo de los tiempos. Quizás podamos distraernos con ocasionales e irónicos "revivals" en la moda, en las series de iniciación adolescente, en músicas como el "reggaeton", etc. Pero, tomarse en serio el asunto parece dificil. Aunque, si no rellenamos el hueco y no ejercemos de otro modo las funciones que desempeñaban las representaciones de autoridad y de género, las imposturas se multiplicarán y nos colonizarán. Puede que ya esté ocurriendo.

El camino, sin duda, pasa por recurrir a nuevos patrones de conducta menos enfáticos y teatrales, y por denunciar tanto el dogmatismo como el antidogmatismo gratuito y disolvente, tanto el autoritarismo como el permisivismo, tanto la estereotipia de géneros como el menosprecio de la obvia polaridad sexual, etc. Habrá que desidealizar al ser humano y dejar de autoengañarnos creyendo que algunos encarnan nuestros ensueños. Habrá que vivir más pegados a la contingencia de la vida, valorando y celebrando sus logros.

Sin duda, caeremos en nuevos enmascaramientos, pero si los animan principios como los de la empatía y la apertura al otro, valores como la solidaridad y actitudes como la comprensión y la compasión, habrá esperanza. Habrá que trascender los antiguos guiones, dando un paso más en la lucha por la dignidad: la renuncia a los enmascaramientos en aras de una humanidad quizás más modesta pero más digna.

Muchos/as dicen promover ese cambio, pero se siguen acogiendo hipócritamente a los beneficios secundarios de los estereotipos tradicionales. Grave error: no existe el "derecho a ser mal@s".

sábado, noviembre 25, 2006

Día contra la discriminación de género

DÍA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

Los guiones de género son una artimaña eficaz y un camuflaje brillante para esconder las carencias e inseguridades de los que no saben cómo construirse una vida autónoma y plena. Por eso y pese al sermonismo oficial, siguen teniendo tanto éxito en estos tiempos de desconcierto. Hoy es un buen día para recordarlo. Se trata de guiones-trampa, de bombas en potencia que tarde o temprano explotarán. ¿Por qué permitimos que se inculquen a nuestros jóvenes con tanta impunidad?. Ahora por la tele están dando Rebelde y Rebelde way... A eso me refiero.

¿Por qué seguir acumulando basura psicològica?. En esta época de sano descrédito de las máscaras, deberíamos impulsar una nueva era de sabiduria psicològica, basada en valores como compasión, el perdón y la paz interior, el humor y la apertura generosa al otro combinada la gestión competente del tempo emocional, la habilidad en el manejo de la ira y de las frustraciones, la lucidez fentre a los autoengaños y la manipulaciones ajenas, y el control productivo de la ansiedad.


En El País de hoy...

“Una ley por sí sola no cambia el fenómeno de la violencia de género", por lo que considera más importante "educar en valores de igualdad de género” desde la niñez, aunque también reconoce que eso “va a llevar tiempo" pues la sociedad lleva arrastrando el fenómeno de la discriminación de sexos "toda la vida". En cualquier caso, no deja esta labor educativa sólo en las manos de los profesores, sino que insta a "una reacción de las familias y de los ciudadanos".

Es un drama con el que hemos de acabar entre todos. Las leyes que penalizan a hombres inocentes por su mera condición masculina no solucionarán nada y sólo contribuirán a enrarecer el proceso.

miércoles, noviembre 22, 2006

Un sueño...:

Fallecí según los indicadores terrenos y me reecontré con todos aquellos que conocí en vida y ya habían realizado el tránsito. No importaba si me habían dañado o habían sido dañados por mí: todos me daban la bienvenida y yo les saludaba también gozoso. Dominaba una risa fresca y benévola. La risa de los que se divertían entrañablemente ante tantas desmesuras y desenfoques acumulados.

Terminada la vida terrenal, imediatamente comprendías que nuestra limitaciones e inseguridades habían sido la causa de las tonterías infligidas y sufridas. Ahora todos disfrutábamos de nuestra mutua compañía. Había tanta dicha en el perdón que recibías o prodigabas... tanto agradecimiento por los bienes inmerecidos y ocultos de que habías sido objeto y ahora descubrías. Y los vivos..., allá seguían los vivos, siempre algo desconcetados y perplejos. ¡Qué espactáculo más fabuloso ver a los vivos luchando y amando, errando y rectificando!. Desde mi nueva condición me concentraba en apoyar y ayudar a mi familia terrena, a mis amigos, a todos, todos mis conocidos, ya definitivamente convertidos todos en amigos íntimos para siempre.

Tonterías

¡Cuántas tonterías hacemos los seres humanos!
¡Cuántos dramas imaginados!
¡Cuántos berrinches inútiles!

El día del “juicio final”, seguro, lo aclara.

Y vencida la confusión,
Nos reencontramos.

Y tu mirada tímida y cálida,
se vuelve sonrisa franca y fraterna

Sin reservas, ¡un abrazo!
Siempre y para siempre

Y nos reímos juntos
De tantas tonterías.

Qué entrañablemente tontos somos los humanos
Tienen que querernos con nuestras entrañables tonterías

En manos de superniñeras

La educación de los jóvenes ´Superniñeras´ contra el gamberrismo
Blair crea un ejército de psicólogos del Estado para enseñar a educar a los niños
Los adolescentes británicos son de los más alborotadores de la UE, los que más drogas y alcohol consumen

La iniciativa despierta gran polémica, al ser vista como una injerencia del Estado en el ámbito de la educación familiar y una medida propia del Estado niñera
La Vanguardia 22/11/2006 Actualizada a las 03:31h Londres / Rafael Ramos

Tony Blair ha subido un peldaño más en su particular escalera de la lucha contra el gamberrismo y el comportamiento antisocial, al anunciar la creación de una brigada de superniñeras que ayudarán a los padres a educar a los hijos conflictivos y marcar unas pautas de comportamiento. La iniciativa ha suscitado en seguida una enorme polémica, por tratarse de una injerencia del Estado en la esfera familiar. El ejército de niñeras (en realidad psicólogos cualificados en la educación infantil y juvenil) será desplegado inicialmente en 67 áreas de Inglaterra caracterizadas por su elevado nivel de conflictividad atribuida a los adolescentes, donde se registra un mayor número de quejas de vecinos relacionados con el consumo de droga, el ruido, la suciedad, la promiscuidad sexual y el abuso de alcohol (más de un millón de adultos británicos ha considerado mudarse de barrio o de ciudad debido al gamberrismo). El programa piloto, de dar resultado positivo, se extendería al resto del país, pero no al País de Gales y Escocia, que tienen sus propios gobiernos autónomos. áreas de Inglaterra caracterizadas por su elevado nivel de conflictividad atribuida a los adolescentes, donde se registra un mayor número de quejas de vecinos relacionados con el consumo de droga, el ruido, la suciedad, la promiscuidad sexual y el abuso de alcohol (más de un millón de adultos británicos ha considerado mudarse de barrio o de ciudad debido al gamberrismo). El programa piloto, de dar resultado positivo, se extendería al resto del país, pero no al País de Gales y Escocia, que tienen sus propios gobiernos autónomos. Tony Blair ha esbozado su plan, que costará seis millones de euros inicialmente, en una entrevista concedida a The Sun,propiedad de su aliado y magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch, y que se vende especialmente entre las clases populares donde se encuentra la inmensa mayoría de responsables y también de víctimas del gamberrismo - un problema grave en las barriadas de protección oficial de las ciudades del norte de Inglaterra-. El programa tendrá un doble elemento, voluntario y obligatorio. Por un lado, los padres y tutores podrán acudir a los psicólogos para solicitar consejo cuando lo necesiten, y por otro, los trabajadores sociales tomarán cartas de manera automática cuando niños y chavales sean identificados como responsables de actos de comportamiento antisocial, desde simples faltas de urbanismo como arrojar basura o hacer ruido de noche hasta acciones graves de la esfera delictiva, como robar coches o vender droga. "No se trata de interferir en la gestión de las familias - ha dicho Blair, un cristiano practicante-, sino de tomar medidas eficaces para impedir la ruptura del tejido social y combatir una carencia de códigos de conducta que hace incalculable daño a los niños cuando aún son maleables y pueden aprender, antes de que desarrollen vicios que luego son muy difíciles de eliminar". Pero la respuesta de políticos y psicólogos ha sido mixta, y denunciada como un nuevo ejemplo de la obsesión del laborismo por introducir al Estado en todas las esferas de la vida, incluso la familia. "¿No sería mejor dedicar esos millones - y más si hace falta- a mejorar los colegios en las comunidades con nivel educativo más bajo, construir más polideportivos y escuelas de teatro, y atajar así los problemas de fondo?", se pregunta Annette Mc-Diermid, socióloga especializada en gamberrismo juvenil. Otra fuente de discrepancia es la selección de las 67 ciudades o barrios donde operarán los psicólogos. Los adolescentes británicos figuran entre los más violentos de Europa, y la estructura familiar del país es una de las más débiles, según numerosos estudios independientes. En Inglaterra, un 45% de los chicos mayores de 15 pasa las tardes fuera de casa con sus amigos (en Escocia un 59%), mientras que en Francia el porcentaje es tan sólo del 17%. Un 93% de los chavales italianos cena normalmente con su familia, pero sólo un 64% de los ingleses. "En Gran Bretaña falta una relación interactiva y estructurada entre adultos y adolescentes - dice Nick Pearce, del Instituto de Investigación de Políticas del Estado-. Chicos y chicas aprenden a comportarse imitándose unos a otros, en vez de recibiendo pautas de la familia, y en consecuencia son mucho más vulnerables al fracaso y susceptibles de caer en el gamberrismo". Los chavales británicos son de los primeros consumidores de cannabis de la UE (un 38% ha tomado droga) y los mayores bebedores compulsivos tras irlandeses y daneses.

domingo, noviembre 19, 2006

Alarma en las aulas

“Se veía venir”, dirán algunos. Puede. De golpe, toda la prensa –la sensacionalista desacomplejada y también la acomplejada- se ha visto invadida por una cascada de informaciones sobre agresiones adolescentes a un profesorado cada vez más vulnerable. Si hasta ahora algo estaba claro era la autoridad del profesorado en el ámbito de la escuela, que era su territorio específico. Nadie la cuestionaba demasiado, porque reforzar su figura era esencial para educar a nuestros hijos. Todos contribuíamos a alzar lo más alto posible su posición, incluso aunque su representación ocasional no lo mereciera especialmente. Pero, sabíamos que sin esa mediación difícilmente conseguiríamos doblegar la tendencia al desorden de nuestros vástagos, sanamente invadidos por un caos de pulsiones absolutamente naturales pero poco favorecedoras del aprendizaje.

Sin embargo, con el tiempo y “gracias” al buenismo pedagogista, descubrimos que no había para tanto, que los profesores a veces pueden ser incompetentes e ignorantes, que la disciplina mucha veces enmascara la incapacidad para estimular el aprendizaje autónomo, que nuestros niños tienen grandes potenciales si se les motiva convenientemente, que esos niños inocentes difícilmente desarrollan sus potenciales si no les ayudamos a superar sus heridas y frustraciones, etc. Y se llegó a la conclusión de que había que impulsar un perfil de educador dialogante, motivador, amistoso, próximo, implicado en los problemas del alumnado...y que hiciera de la conexión emocional y el "buen rollo" permanente su principios básicos de actuación. Los padres también se apuntaron a la nueva moda, que evitaba el tradicional distanciamiento “padres – hijos” derivado de un antipático ejercicio de la autoridad. Ahora todos podríamos ser amigos y nada perturbaría ese estado de armonía y gozo disneywordliano.

Los muchachos y muchachas captaron lucidamente el mensaje, pero a su manera: los adultos en lugar de educarles como siempre se ha hecho, querían reducirles a proveedores de satisfacciones emocionales y buen rollo perpetuo –mundo Disney-.

Ante tan “benéficos” opresores, empeñados constantemente en abrumarte con sus castradores mimos y expectativas de felicidad, resulta complicado rebelarse -eres incapaz de valerte autonomamente- y se suele reaccionar destilando rencor, vengando su frustración con castigadoras exigencias y huyendo de vez en cuando a territorios inaccesibles para no ahogarse en el magma adulto.

Muchos de estos niños “obligados a ser felices” sienten sana envidia cuando ven a padres o madres que regañan y castigan a sus hijos sin complejos y sin cuestionar por ello sus relaciones. En lugar del simulacro de felicidad permanente que les han impuesto, parecen anhelar aquellas relaciones jerarquizadas y desiguales –unos mandan, otros obedecen-, con sus momentos gratos e ingratos, y la sensación de ir acumulando aprendizajes -a veces duros- que les permitirán en un futuro conquistar su propia libertad. Al final, resulta que la obediencia y la disciplina son mucho más liberadoras que esas dictaduras amorosas, cargadas de felicidad impostada, expectativas insatisfechas, sermones interminables, presiones insanas, falta de energía, confusión profunda y frustración indisimulable. El universo “guay” fue un bello sueño, pero el resultado final espanta. Hay que reaccionar.

buenamente